La lactancia materna protege al bebé de la contaminación ambiental

Por Pequelia @pequelia

Un estudio desarrollado por Aitana Lertxundi, investigadora de la Universidad del País Vasco (UPV/EHU), concluye que la lactancia materna protege al bebé de la contaminación ambiental, concretamente de los contaminantes PM2’5 (partículas en suspensión de menos de 2,5 micras) y del dióxido de nitrógeno, un compuesto químico considerado uno de los principales contaminantes entre los diferentes tipos de óxido de nitrógeno. La investigadora asegura que estos elementos desaparecen en los bebés que son amamantados durante los primeros cuatro meses de vida.

El objetivo del estudio era evaluar cómo afecta a la salud la exposición durante el embarazo a la contaminación ambiental, y el papel que tiene la dieta de los niños en su desarrollo físico y neuro-conductal. La investigadora se centró en los elementos contaminantes antes citados para conocer su repercusión en el desarrollo de los niños durante sus primeros años de vida.
Según la experta, existe una relación inversa entre el desarrollo motor de los bebés y la exposición a las partículas PM2’5, aunque los índices no son preocupantes, muestran una alteración frente a otros niños que han vivido en un ambiente sin contaminación, lo que delata que existe una relación entre la calidad del aire y el desarrollo motor. El estudio es uno de los más largos de su tipo, se inició en el año 2006, en él se ha realizado un seguimiento a 638 mujeres que estaban embarazadas y a sus hijos hasta la fecha, es decir, no ha concluido y se siguen obteniendo datos de interés.

Los niños tienen ahora 8-9 años y viven en los valles del Goierri-Alto y Medio Urola (Guipúzcoa), zona donde hay una gran actividad procedente de la industria siderometalúrgica, pero también zonas residenciales, actividad rural, carreteras nacionales, etc. La investigadora explica que “En la fase fetal, el sistema nervioso central se está formando y carece de los suficientes mecanismos de detoxificación, para eliminar las toxinas que se acumulan”. Las partículas PM2’5 son tan pequeñas (cuatro veces más delgadas que un cabello) que el aire las transporta con facilidad alejándolas del lugar donde se originaron, estas partículas neurotóxicas, al ser tan diminutas penetran con facilidad en el organismo.

La composición de las PM2’5 varía dependiendo de la fuente de emisión, en este caso al proceder de la industria siderometalúrgica y del tráfico, estaban formadas por manganeso, plomo y arsénico, además su concentración era más elevada que la que se puede encontrar en las ciudades ya que la fuente principal es sobre todo la contaminación que produce el tráfico rodado.

Según los análisis realizados de los datos obtenidos en el seguimiento de las mujeres cuando estaban embarazadas y de sus hijos a lo largo de los años, las partículas PM2.5 y dióxido de nitrógeno no tienen un efecto nocivo en los bebés que habían sido amamantados con leche materna un mínimo de cuatro meses, es otro beneficio más a añadir a la larga lista de bondades que ofrece la lactancia materna. La investigación se ha realizado en el marco del programa INma (Infancia y Medio ambiente), proyecto que tiene como objetivo de estudiar el papel de los contaminantes ambientales durante el embarazo e inicio de la vida, así como sus efectos en el crecimiento y desarrollo infantil.

Como ya hemos comentado en muchas ocasiones, son muchas las razones por las que se debe brindar a los bebés lactancia materna, es difícil saber cuántos estudios serán necesarios para convencer a todas las mujeres de que la lactancia es la mejor opción para el bebé, tanto para su desarrollo como para su protección. Podéis conocer todos los detalles de la investigación a través de la página web de la Universidad del País Vasco.

Foto | Valentina Yachichurova

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