Se trata de una balsa de agua alimentada por el arroyo del Rincón y en ocasiones cuando es necesario, a través de un canal procedente del cercano embalse de la Toba. Se formó a partir de un dique natural de origen tobáceo que comenzó a retener el agua, aunque más tarde se decidió acertadamente, ampliar la longitud de este dique artificialmente e incrementar la superficie de este espacio lagunar con el fin de poder alimentar la piscifactoría de uña, la Escuela regional de Pesca y ecología fluvial y la central eléctrica de Villalba de la Sierra.
Su singularidad radica en los cerros que rodean la laguna, una mole de roca cálcica con tonos ocres y oscuros con numerosas oquedades que fractura la textura del paisaje, ideal refugio de aves rapaces, se puede recorrer con la famosa ruta conocida como “del escalerón a la raya”, 9 kilómetros vertiginosos con saltos al vacío de hasta 300 metros de desnivel y que tiene su culmen en la histriónica senda de la raya en su parte final, solo apta para los más osados senderistas. La geología en este paisaje tiene una gran peculiaridad muy común a otras zonas del Parque Natural de la Serrania de Cuenca y el cercano Alto Tajo. Las rocas calizas y las dolomías están muy presentes en todos los estratos, ambas se encuentran compuestas mayoritariamente por carbonato cálcico, material que se disuelve muy fácilmente con el agua, dejando formas y esculturas naturales espectaculares que siguen además en constante actividad. Este paisaje con mayúsculas resulta asombroso al atardecer cuando los rayos del sol en sus diferentes tonalidades iluminan y reflejan la laguna y los riscos que la rodean creando momentos mágicos en los que la leyenda se convierte por momentos en realidad.
Las espadañas, el carrizo y en menor medida los juncos rodean de forma natural el perímetro de la laguna sirviendo de cobijo para las numerosas ánades que pueblan la laguna, existen diferentes accesos en forma de pasarela de madera para acceder a la laguna perfectamente integrados con el entorno. Durante gran parte del año resulta muy común poder observar diferentes especies de aves acuáticas como el pato cuchara, la cerceta común, la focha o la Gallineta. Especies como el ciervo o el jabalí suelen merodear con sigilo durante la noche las proximidades de la laguna. La Carpa, el percasol o el gobio invaden el ecosistema fluvial desplazando a la trucha común, el barbo y la singular Loina, especie endémica de la cuenca del Júcar que se encuentra en peligro de extinción. En los riscos, tanto el buitre leonado como el negro anidan con frecuencia y es fácil contemplar sus vuelos durante las puestas de sol.
La Serranía de Cuenca es una zona espectacular de incalculable valor natural que invita a descubrir los diferentes lugares que la conforman. La afamada ciudad encantada, los callejones de Las Majadas, El nacimiento del rio Cuervo o El Ventano del Diablo son algunos de los espectaculares entornos naturales que ofrece esta tierra modelada por el agua. La cortesía de sus gentes y una cocina tradicional basada en la carne de caza incrementa los valores de este singular espacio natural.
TEXTO Y FOTOS: JOSE ANGEL MACHO BARRAGUES. INGENIERO AGRONOMO.