La Larga Marcha, de Stephen King

Por Especialistamike
Título original: The Long WalkAutor: Stephen King (bajo el seudónimo de Richard Bachman)Fecha de publicación: 1979 (febrero de 1998 en España)Nº de págs: 350ISBN: 84-01-47469-8
Una inquietante novela futurista donde la realidad supera a la fantasía más terrorífica. El escenario: una sociedad ultraconservadora que ha llevado al paroxismo sus rasgos más perversos, dominada por un estado policial. El acontecimiento: la más extraordinaria competición deportiva, una agotadora marcha a pie donde un resbalón puede ser el último. Los competidores: cien adolescentes elegidos por sorteo y decididos a pasar sobre los cadáveres de sus compañeros para llegar a la meta. El premio: fama y fortuna para el ganador, es decir, para el único superviviente... Solo uno será el triunfador. Los 99 restantes morirán.
No hace demasiado comentaba la grata experiencia que suponía la lectura de Rabia, el "debut" entre comillas de Stephen King en la redacción con el seudónimo de su alter ego, Richard Bachman. En esta ocasión es el turno de exponer mi impresión sobre el segundo libro escrito con bajo esa personalidad alternativa: La Larga Marcha, una historia ambientada en un supuesto futuro distópico (que personalmente se me antoja no tan lejano como podríamos esperar...) dominado por un líder que se hace llamar El Comandante (al estilo de un Gran Hermano como en la novela de Orwell) en el que un grupo de cien jóvenes participará voluntariamente en la Larga Marcha, un fenómeno televisado en directo para todo el país en la que el vencedor conseguirá lo que quiera, y los novena y nueve vencidos restantes perderán su bien más preciado: la vida. Los jóvenes deben seguir un ritmo determinado y recibirán un aviso cada vez que su cadencia de paso decaiga por debajo de ese límite. Al tercer aviso, serán "retirados" de la competición (con un método expeditivo: un tiro en la nuca).
Stephen King ha demostrado una y otra vez durante su prolífica carrera que es un consumado experto en el esbozo, desarrollo y manejo de personajes, añadiendo a esa enorme virtud suya la maestría a la hora de profundizar en los aspectos psicológicos de dichos caracteres, cosa que enriquece evidentemente cualquier texto al ofrecernos el punto de vista de éste o áquel personaje. Y en La Larga Marcha esa virtud vuelve a estar presente. Seremos testigos de los pensamientos, los deseos, las aspiraciones y los miedos de los jóvenes participantes, pero también contemplaremos en directo cómo se relacionan entre ellos: colaboración, camaradería, compañerismo, suspicacias, enfrentamiento, odio, desesperación... Multitud de sentimientos y sensaciones recorrerán la espina dorsal de esta serpiente humana que recorre de forma impasible el país a la espera de que sólo un participante quede en pie.  Fundamental a la hora de expresar esta mezcolanza psicológica son los dinámicos diálogos entre participantes, con los que King nos hace cotillear en la mente de los chavales, sobre todo el la del protagonista.
Si en Rabia decíamos que King esgrimía y planteaba cierta crítica hacia el sistema educativo, la violencia entre adolescentes y la capacidad de manipulación de unos y desidia de otros, en esta ocasión la denuncia del escritor de Maine se dirige hacia una hipotética y futura sociedad de consumo brutalizada, entregada al disfrute de un reality show macabro y enfermizo como es la Larga Marcha (que conlleva la muerte en vivo y en directo de noventa y nueve de los cien participantes...), cosa que no debería sorprendernos tanto si echamos un vistazo a la parrilla televisiva actual, plagada de programas basura y realities sensacionalistas que quién sabe si de seguir este camino no desembocarán en algo parecido a lo que King plantea (y no miro a nadie, ¿eh, Telecinco?)

La Larga Marcha supuso la confirmación (seudónimos aparte...) de que Stephen King es un narrador soberbio que funciona en diversos y múltiples ámbitos, no siendo necesario que sus obras contengan elementos de horror sobrenatural. En esta ocasión, La Larga Marcha es una muy buena novela con enormes dosis de terrror psicológico y que rezuma "soft sci-fi" (aquella parte de la ciencia ficción que se centra más en la parte psicológica y sociológica dejando un poco de lado la ciencia pura y dura o "hard sci-fi")por los cuatro costados. Con un argumento entretenido que a priori puede parecer simple, la carga emotiva y reflexiva es enorme, haciéndonos partícipes del espectáculo en el que están inmersos los protagonista de la historia y testigos de todo aquello que se agita en su interior.