...Estas malditas enfermeras, no hay manera de que hagan las cosas como se les pide, ¡cuántas veces les habré dicho que a él le gusta la cama más alta y dos almohadas en la espalda! Me doy cuenta de como me mira mientras voy colocando las cosas en su sitio, en su mirada se adivina cierto grado de gratitud, pero no el cariño que un padre debería mostrar por su hijo, sé que en el fondo no me reconoce, pero disimula angustiado ante las respuestas. Maldita enfermedad.—¿Y tu madre cuándo viene?—Papá, no empieces, sabes que mamá murió hace años.Otra vez esa mirada de extrañeza, no es sólo que no se acuerde de las cosas es que parece que se niegue a aceptarlo. El doctor dice que debo tener paciencia y contarle las cosas con franqueza, pero a mí se me parte el alma cada vez que me pregunta por mi madre. Dice el doctor que en un par de días me lo podré llevar a casa, ya lo he hablado con Delia y aunque se niega y me dice que estoy loco yo no pienso dejar a mi padre sólo en una residencia, me da tanta lástima......Es increíble, como se afana en dejarlo todo perfecto, la cama a media altura, las dos almohadas, está empeñado en que es así como me gusta y yo no me atrevo a contradecirle. El doctor dice que debo insistir en mis preguntas, pero a mí se me rompe el corazón cuando me contesta. Dice el médico que en un par de días me podré ir a casa, la operación de cadera fue todo un éxito, mi mujer dice que ya me ha preparado una cena especial para ese día. No sé que va a ser de él cuándo me vaya, el pobre está convencido de que soy su padre, cuentan que se volvió loco cuándo falleció su verdadero padre en esta misma habitación y ahora cree que soy yo, por eso se escapa de la tercera planta, la unidad de psiquiatría, para deshacerse en cuidados. Cree que yo no recuerdo nada por el Alzheimer, no sé que será de él cuándo me vaya del hospital, me da tanta lástima...