La lección de anatomía - Marta Sanz

Publicado el 27 enero 2016 por Elpajaroverde
Los cuerpos son mapas. Mapas que cuentan historias. Historias que son las nuestras.

Portada de La lección de anatomía

Marta Sanz nació diez años y una semana antes que yo. Escribió este libro con cuarenta años, dos más de los que cuento yo ahora que lo he leído. Una aparente distancia para llegar a un lugar común. ¿Qué son diez años? ¿Qué suponen? Nada. Me reconozco en la infancia de Marta Sanz, tan iguales la suya y la mía, tan distintas. Me descubro aún más en el reflejo desnudo de esa mujer que se mira sin pudor en el espejo. Tan distintas ella y yo, pero habiendo alcanzado ambas la misma capacidad de observarnos a nosotras mismas con ojo crítico a la par que indulgente. Será la edad, las experiencias acumuladas, pero a veces hay momentos en la vida en los que toca echar la vista atrás, no con nostalgia ni añoranza, sino con el ánimo de recomponer las piezas de la persona que somos para poder seguir camino. Eso es lo que hace Marta Sanz en "La lección de anatomía". 
"Me autorretrato de pie y de frente, sin insinuaciones ni sutilezas, como si fuese el sujeto de una medición. Tan única como vulgar."
Admiro la valentía de los escritores que se desnudan ante sus lectores, que no dudan ni titubean en erigirse en protagonistas de sus propios libros, con todo lo que ello implica. Valoro su sinceridad y sobre todo su honestidad. Y este libro es sincero y honesto, porque llega, porque transmite, porque no pretende ser lo que no es. Marta Sanz también es sincera y honesta, porque llega, porque transmite, y porque ha llegado a ese momento de su vida en el que no está dispuesta a malgastar ni un solo minuto en pretender ser alguien distinta a quien es. Para mí eso es la sinceridad y la honestidad. No entro en el terreno de lo verídico y lo fidedigno. Que cada uno muestre y calle lo que estime conveniente, que lo adorne a su antojo o en aras de la creatividad literaria. Además, este libro, mas que una autobiografía es un libro de memorias. Las memorias son recuerdos y estos son caprichosos. Vienen y van a su antojo, los hay recurrentes, permanentes y otros que ni llegan a nacer, y nunca muestran una verdad absoluta sino una reconstrucción imaginaria de lo que hemos vivido. Los recuerdos son reminiscencias, y estas no son necesariamente fieles a la realidad. Sí lo son en cambio a nuestra realidad.
"Cada palabra es un modo, más o menos honesto, de autorretratarse. Llevo mi honestidad hasta el impudor del desnudo."
Cada capítulo de este libro es un recuerdo, o un momento en la vida de Marta Sanz. Es algo que la ha impresionado, que la ha modelado, que la ha hecho reflexionar, rebelarse unas veces, achicarse otras, y es también algo que la ha hecho aprender. Son lecciones. Y no pretende ser este un libro adoctrinador, al contrario. Las lecciones Marta las ha sacado con el tiempo. Ahora que ha llegado a un momento en su vida de serenidad y aquiescencia es cuando se da cuenta de que en cada una de esas vivencias ha aprendido algo que la han llevado a ser la mujer que es. De la misma forma que aprendemos a reconocer y a aceptar nuestros cuerpos y que estos van sufriendo variaciones con el paso del tiempo, también aprendemos a reconocer y a aceptar nuestros pensamientos, sentimientos y conductas y las variaciones que estos van experimentando. De la misma forma que los cuerpos de cada uno de nosotros son análogos, todos tienen peculiaridades que les confieren identidades propias. Ocurre lo mismo con las personas que los habitan. La mayoría de las veces es más difícil desnudar el alma que desnudar el cuerpo. Marta desnuda cuerpo y alma en un libro cuya escritura es como ella misma: nuevamente sincera, honesta y sin pretensiones.
"La parte física suele ser un tabú en las explicaciones a los niños y, sin embargo, a menudo funciona como excusa para correr un tupido velo sobre lo que no es físico y no se puede aclarar, no por prevención pedagógica -no por resguardar las orejas infantiles de lo intolerable o lo sucio-, sino porque no se sabe, no se ve, no se entiende y buscar las palabras para expresarlo causaría demasiada lucidez -lucidez, masa punzante de luz que se clava entre ceja y ceja- o demasiado dolor -dolor, sensación que enturbia, que ciega, que no produce conocimiento, que aturde y apoca a quien lo experimenta-."

Girl sittind at desk flipping through textbook pages at Putman School / ...
Fotografía de BiblioArchives / LibraryArchives

Este libro llevaba tiempo en mi lista de pendientes. Lo ha rescatado de la misma la reciente publicación del último libro de la autora, "Farándula". Yo quería leer este, al otro ya le llegará su turno, y creo que ha llegado a mí en el momento adecuado. Estoy en el mismo instante vital en el que se hallaba Marta Sanz cuando lo escribió. Ese momento en el que soy capaz de cargar con mi mochila aunque a veces cueste y de soltar el lastre necesario para seguir camino. Ese momento en el que soy capaz de gustarme y de llevarme bien conmigo misma, en el que reconozco que no soy perfecta pero tampoco aspiro a serlo. Ese momento en el que he dejado de exigirme ser lo que no soy.
"Jugando al balonmano en la azotea, descubro que quizá estoy dejando de ser competitiva. Me da igual ganar o perder. Mi profesora de gimnasia se exaspera. Dejo de medirme con las niñas escondidas bajo los abrigos, con las niñas que pican carne en el mercado municipal, y ya sólo me comparo conmigo misma: ese es el gusano que me va a terminar comiendo por dentro. Es un gusano muy voraz. Nunca hago lo suficiente. Siempre busco versiones de los hechos en las que mi desidia sale a la luz. Ya no soy una cínica, como cuando tenía diez años, pero conservo parte de una soberbia que me hace sufrir."
Me miro en el espejo y me reconozco en la imagen que este me devuelve. Mi pelo es largo y crespo, fino, quebradizo, con una alopecia intermitente con la que últimamente he conseguido reconciliarme. Ligera asimetría facial que en ocasiones ha sido más que moderada, nervio tocado pero no hundido. Alta, delgada, voluptuosa en mi delgadez, con algún quilito cogido en los últimos años que acentúa algo más mis escasas redondeces. Carnes que empiezan a perder firmeza. Lunares: grandes, abultados, sobre todo en los costados, hasta ahora ninguno diagnosticado como maligno. Pequeños fibroadenomas en mis senos, carentes de importancia y de peligrosidad. Cicatrices: varias, quirúrgicas, algunas superpuestas: biología caprichosa y reincidente. Cicatrices también en el alma, como llevamos todos. Esas ya no las muestro, ya he dicho que es más fácil desnudar el cuerpo que el alma, y yo no soy tan generosa como lo ha sido Marta Sanz.
"Hay cosas que se hacen porque no queda más remedio: no por ello hay que convencerse de que son buenas. He parado el reloj y ya no pueden engañarme. Paseo a deshoras por las calles de mi ciudad. Me he hecho un poco más sabia y soy un poco más feliz."

Time Stop For No ONe. Fotografía de lingorach


Este es mi cuerpo. Este es mi mapa. El mapa que cuenta mi historia. Para el que la quiera leer. Para el que la sepa leer.
Ficha del libro: 
Título: La lección de anatomía      Título: La lección de anatomía
Autor: Marta Sanz   Autor: Marta Sanz
Editorial: RBA   Editorial: Anagrama
Año de publicación: 2008      Año de publicación: 2014
Nº de páginas: 304     Nº de páginas: 368
Nota: La reseña que he realizado corresponde a la primera edición de "La lección de anatomía" publicada en 2008 por RBA. Posteriormente, la editorial Anagrama publicó una edición revisada y ampliada por su autora. Los enlaces que redirigen tanto a la sinopsis del libro como a la biografía de Marta Sanz os los he dejado en los datos de esta última edición, al no estar disponibles los mismos en la web de la editorial RBA.