El sorteo emparejó a Japón y Senegal en el grupo H sin conocer la historia que protagonizarían. Sin ser las favoritas del grupo, ambas selecciones comenzaron venciendo sus encuentros: Japón a Colombia y Senegal a Polonia. Pero la verdadera noticia la protagonizaron sus aficionados quedándose en el estadio limpiando la suciedad. Un gesto cívico poco común en el fútbol y por ello las imágenes se hicieron virales.
Días después Japón fue la primera selección clasificada en la historia de las Copas Mundiales por el criterio de desempate de deportividad, casualmente eliminando a Senegal. En octavos cayeron eliminados en la última jugada tras sufrir una remontada de 2-0. Pero la frustración, la decepción e incluso el enfado no cambió los modales de la selección nipona que, pese a la dura derrota, estuvo toda la noche en el estadio: saludó a toda su afición, atendió a los medios y limpiaron el vestuario y banquillo dejando una nota en ruso: gracias. El fútbol es quien agradece comportamientos así, tan inusuales como necesarios. Un ejemplo para todos.
Y una palabra de reconocimiento también para Senegal. Una selección con pocos recursos y por ello menospreciada que estuvo a punto de clasificar en el grupo, y se lo merecían tras un buen percurso en Rusia 2018. Pero la regla de la deportividad les dejó fuera, una regla injusta atendiendo al contexto como se dio, y pese a todo no hicieron ninguna polémica ni se excusaron, aceptaron y admitieron su derrota y salieron con orgullo y dignidad. Sus aficionados fueron una de las sensaciones por su animación durante los partidos con los bailes y alegría que caracteriza a las selecciones africanas. Pero también lo fueron al finalizar los encuentros limpiando los estadios incluso en la derrota ante Colombia que les eliminó de Rusia 2018. Tanto a Japón como Senegal: gracias. Comportamientos así son ejemplares para el fútbol.
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