La leche de cabra es aceptada por la EFSA para la alimentación de lactantes, así lo ha dictaminado al Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria tras realizar las investigaciones y las pruebas oportunas. El dictamen se ha emitido a raíz de la solicitud que presentó una cooperativa neozelandesa de leche de cabra, la EFSA solicitó al grupo de investigadores del Panel de Productos Dietéticos, Nutrición y Alergias que realizara las pruebas oportunas que certificarán la viabilidad en la utilización de la leche de cabra en complementos nutricionales o leche de continuación para los bebés.
Se realizó un estudio con 200 niños lactantes australianos entre los años 2008 y 2009 que se dividieron al azar en dos grupos, uno debía recibir una formulación con proteínas de leche de cabra, y el otro una fórmula con leche de vaca, esta alimentación se debía mantener durante cuatro meses. También se incluyeron las proteínas de ambos tipos de leche en la alimentación complementaria que recibieron los bebés hasta que cumplieron los 12 meses de edad. Los especialistas realizaron diferentes pruebas, mediciones de la circunferencia craneal, el crecimiento del bebé y el aumento de peso, no se mostraron diferencias significativas. Anteriormente se había desarrollado un estudio sobre la composición de los tipos de leche, contenido en proteínas lácteas, aminoácidos y otros elementos.
Los expertos indican que aunque la leche de cabra es aceptada para la alimentación de lactantes, se debe supervisar que el producto final (leche de fórmula o preparados de continuidad) cumplen con los criterios de composición establecidos en la Directiva 2006/141/CE, directiva relativa a los preparados para lactantes, a través de este enlace podéis conocer más detalles sobre ella.
Hay que decir que para emitir el veredicto se han tardado algunos años, en 2004 se emitió la petición de la evaluación de las proteínas de la leche de cabra, para determinar su viabilidad en la alimentación de los lactantes. En 2005 se dictaminó que no existían pruebas suficientes para establecer la idoneidad de la introducción de la leche de cabra en los alimentos infantiles. Posteriormente se solicitaron nuevos estudios (los ya citados) y ahora ya sabemos que es un alimento que se puede utilizar sin ningún problema. Hay que decir que los expertos han analizado las posibles alergias alimentarias a las proteínas de la leche de cabra, y el dictamen es que no se puede predecir, por el momento, su carácter alérgico e incidencia, lo que determina que no existen datos concluyentes para respaldar que la leche de cabra provoca menos reacciones alérgicas en la alimentación de lactantes, que la leche de fórmula que contenía leche de vaca, esto es algo que se ha afirmado sin que existiera una base científica sólida.
Un inciso, en el año 2010 un estudio desarrollado por el departamento de Fisiología de la Universidad de Granada, determinaba que la leche de cabra es más saludable que la leche de vaca, para ello se argumentaban diferentes motivos como la cantidad de nutrientes, la digestibilidad o las propiedades beneficiosas, claro, que en este caso el estudio se desarrolló con roedores de laboratorio y no se tuvo en cuenta su uso en la formulación de leches de continuación.
Lo que sí se ha determinado es la viabilidad de la formulación con leche de cabra, siendo el patrón de crecimiento de los bebés similar cuando son alimentados con formulaciones que contienen leche de vaca. Ahora posiblemente se soliciten nuevos estudios para intentar poner en valor esta leche, suponemos que serán estudios sobre el menor riesgo de alergias dado que los expertos no han evidenciado diferencias. A través de este enlace de la EFSA, podrás conocer todos los detalles de este estudio.
Foto | Titlap
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La leche de cabra es aceptada por la EFSA para la alimentación de lactantes