La lectura como proceso: una nueva visión.

Publicado el 22 junio 2019 por Carlosgu82

Tradicionalmente la lectura, en la educación, fue reducida a una simple decodificación de símbolos, y a responder algunas preguntas básicas, centradas en aspectos elementales del texto. Esto conllevó a que los estudiantes fueran evaluados mediante actividades mecanicistas centradas en un producto basado en la entonación y la fluidez.

Sin embargo, gracias a los nuevos paradigmas, la lectura es vista como un proceso complejo. Por tanto, comprender un texto ya no puede ser visto solo por el aspecto mecánico, sino como un proceso constructivo que resulta de la interacción (o transacción, de acuerdo con lo propuesto por Louise Rosenblatt) entre el lector y el texto; interacción en la que convergen los conocimientos previos y las emociones del primero, con la carga semántica del segundo.

Ahora bien, esta definición permite plantear que el lector requiere de una serie de habilidades que le permitirán arribar a la construcción de un significado, de lo que deseaba transmitir el escritor, o incluso superar este aspecto  y generar nuevas elaboraciones mentales mucho más complejas y trascendentes. Estas habilidades abarcan desde aspectos tan elementales como la decodificación, hasta habilidades mucho más complejas como el análisis, la síntesis, la elaboración de inferencias, la esquematización, entre otros.

Otro aspecto resaltante es el hecho de que estas habilidades están relacionadas con dos procesos esenciales que permiten la comprensión de un texto: los microprocesos y los macroprocesos. Los primeros, referidos a  acciones básicas como la decodificación y el establecimiento de un hilo conductor; mientras que los segundos están referidos a procesos conscientes y superiores como la elaboración de inferencias, el establecimiento de coherencia global, la jerarquización de ideas, entre otros.

Por otra parte, estos hechos no ocurren de forma unidireccional; esto quiere decir que los microprocesos desarrollan las microestructuras que permitirán luego la generación de los macroprocesos, para establecer la macroestructura. Por lo contrario, las mismas funcionan de forma paralela y se interrelacionan de forma bidireccional pues, como se dijo anteriormente, la comprensión es resultado de una serie de habilidades que se dan de forma conjunta durante el proceso de lectura.

En este mismo orden de ideas, existe otro elemento que se debe destacar, éste es la superestructura retórica, que se centra en la forma del texto (tipo, género, entre otros); lo cual puede aportar una información esencial para la elaboración de las macroestructuras, y en consecuencia, la comprensión del texto.

Como se ha observado hasta ahora, la lectura como proceso no es un hecho sencillo, por lo que son numerosos los estudiantes que presentan dificultades en dicho proceso. Dificultades que pueden abordar una o múltiples áreas de las antes mencionadas. Es en este punto donde el docente debe fungir como mediador, y aprovechar estas múltiples teorías para así poder establecer estrategias que permitan abordar dichas dificultades; esto con miras a generar lectores autónomos, capaces de comprender un texto a través de una perspectiva crítica, de forma tal que sean capaces de discriminar y jerarquizar toda la información a la que tienen acceso. Esas dificultades pueden abarcar desde problemas con la decodificación, hasta situaciones como el desconocimiento de palabras; o la dificultad para determinar los aspectos esenciales del texto, e inclusive, dificultades al contextualizar un texto con otras situaciones. Pero, a pesar de todo, son situaciones que pueden ser solucionadas, con el apoyo del docente.

En conclusión, los nuevos paradigmas con relación a la lectura, la abordan como un proceso constructivo complejo, en el que el propio lector construye sus significados a través de su interacción con el texto. En ello se entrelazan sus habilidades desde los distintos niveles (micro y macroproceso), así como sus conocimientos previos con los distintos aspectos del texto. Todo lo anterior, permite la descomposición del texto y su reconstrucción, lo cual dará lugar a nuevas elaboraciones mentales, que se traducirán en una auténtica comprensión textual. Por lo tanto, el docente debe reflexionar sobre estas teorías, para así desarrollar actividades y estrategias que permitan abordar la lectura de forma amplia y crítica.