Los inicios de la lectura para los romanos fueron los rollos de papiro. Leer un libro era leer un rollo hasta, aproximadamente, el siglo III d. C. Este rollo contenía una parte de la totalidad de un texto y la manera en que se leía era sosteniendo el rollo con la mano derecha, desenrollándolo con la mano izquierda mientras se lo leía para que finalmente quedase enrollado otra vez en la mano opuesta a la inicial.
Un texto podía estar escrito en un solo rollo o también podía estar disperso en varios rollos que formaban la totalidad. Esta experiencia de lectura suponía prácticas distintas a las que nacen posteriormente: implica un acto de leer diferente.
Aunque tanto la lectura del rollo como la lectura moderna parecen implicar una relación similar en cuanto a la fisiología del lector, como la postura, hay varias diferencias que cambian por completo el sentido de la lectura. Uno de ellos es, como era de esperarse, la lectura en voz alta; los rollos se leían generalmente en voz alta, era incluso común que hubiesen oidores mientras alguien leía. Esto implicaba un uso diferente del ojo, el oído y la boca en torno a la lectura que el que se les da en la modernidad.
Otra diferencia fundamental es el espacio que ocupaba un rollo, ya que como debían ser manipulados por las manos, no eran tan grandes, por lo que el espacio delimita la experiencia lectora, la vuelve breve, la convierte en un acto rápido donde las letras de un rollo tendrán intensidades y provocarán afectos distintos a los de otro rollo, incluso si ambos forman parte de un mismo texto.
EI aprendizaje se hacía en voz alta, y mientras la voz pronunciaba las palabras ya leídas, los ojos debían mirar las palabras siguientes, [...] operación dificilísima, pues requería [...] "un desdoblamiento de la atención". Cuando la lectura era ya segura y desenvuelta, la mirada era más rápida que la voz. Se trataba de una lectura visual y vocal a la vez. La expresión elogiosa de Petronio librum ab oculo legit referida a un esclavo lector alude a esta capacidad del ojo experto en descifrar inmediatamente la escritura.
De esta manera, la lectura no era un acto deliberado sino una experiencia que se enseñaba y se aprendía. Otra condición del acto de la lectura es que parece ser muy similar al de la lectura que se hace de una partitura musical, ya que tanto el cuerpo como el soporte del texto implican una lectura rápida, ágil y con una fuerte conexión entre el ojo, la boca y el oído. Parecería mucho aseverar que los rollos de papiro son una forma muy arcaica de una escritura casi musical; sin embargo, lo que es innegable es que la experiencia de lectura resultante de ellos se parece más a la lectura de la música que a la de los textos de literatura modernos.
Esto implicaba un mayor esfuerzo al momento de leer; los órganos del cuerpo se conectaban de tal manera que la lectura suponía también una práctica beneficiosa para la salud del lector. Además, el cuerpo en sí mismo experimentaba casi que un performance en el que los gestos se mezclaban unos con otros para ofrecer una experiencia absolutamente corporal, física, fisiológica:
Del esfuerzo que a veces requería la lectura en voz alta da testimonio la terapia del ritmo, que se refiere a la lectura como uno de los ejercicios físicos beneficiosos para la salud [...] De este modo, se puede explicar el motivo iconográfico frecuente en el caso de la lectura de los rollos de la "lectura interrumpida": esta se interrumpía [...] también para dejar libre una mano y destacar con mayor gestualidad algunos momentos. La voz y el gesto daban a la lectura el carácter de una performance.
La experiencia de lectura de los rollos era distinta a la lectura moderna en la medida en que tanto el cuerpo como el espacio del papel propiciaban una velocidad, un ritmo y un uso del cuerpo distinto. Esta forma arcaica de lectura seguramente no ha desaparecido del todo, sino que se la puede ver apareciendo en pequeños gestos, como lo son la lectura de partituras. Es interesante ver cómo el rollo de papiro predisponía afectos distintos al momento de leerlo, como si el rollo y el cuerpo crearan un tiempo-espacio distinto y único que nacía y moría con cada lectura de un rollo.
Referencia
Cavallo, Guglielmo. "Entre el volumen y el codex: la lectura en el mundo romano" en Historia de la lectura en el mundo occidental.