'La legión del águila': Honor, lealtad y libertad… para nuestros días

Publicado el 13 abril 2011 por La Mirada De Ulises

La cartelera del pasado viernes nos dejaba “una de romanos”, con toda la épica del cine clásico de siempre. “La legión del águila” lleva al comandante Marcus Aquila a Britania, con el único objetivo de restaurar el honor familiar y recuperar el emblema de oro de la Novena Legión, perdido por su padre veinte años atrás… cuando sufrió una emboscada humillante y fue dado por desaparecido. Traspasar el Muro de Adriano con su esclavo Esca será el comienzo de una nueva aventura… y también de una amistad y de un encuentro con la libertad y la reconciliación entre pueblos enemigos. La cinta que dirige Kevin Macdonald recorre lugares comunes del peplum con una puesta en escena llena de corrección y academicismo, con la heroicidad y virtudes militares al servicio de una causa mayor.

Lo primero que llama la atención es esa renuncia a lo personal para conseguir un bien común superior: para Marcus importa más el honor de Roma o de la familia desacreditada que sus propios objetivos profesionales… y mucho más que sus deseos de gloria o que su vida de afectos (no hay ni una alusión al amor); para el britanio Esca, colaborar con su amo es lo que más le repugna por todo lo que representa… pero su sentido de lealtad a quien le ha salvado la vida hacen que no se le pase por la cabeza la traición. Siendo tan distintos de cultura y formación, Marcus y Esca son similares en su planteamiento de honor y fidelidad… y también en su necesidad de encontrar una libertad que pasa por restaurar la herida interior de la pérdida de sus padres, más allá de su condición de amo o esclavo.

Y esto porque ser dueño o propiedad de alguien se demuestra como una realidad cambiante –aunque importante–, que está en función del lugar en que se hallen en cada momento y de la imagen que se quiera aparentar (como bien se muestra en la película)… pues lo realmente decisivo es saber quién es uno mismo y reconocer la dignidad del otro. Desde el inicio, el espectador percibe la integridad de ambos e intuye que están llamados a entenderse y ayudarse… porque son espíritus nobles y agradecidos, porque reconocen la libertad interior y caminan en su búsqueda. Son la antítesis de ese hijo del senador, impertinente y orgulloso, de la más baja calaña moral… por mucho que pertenezca a la clase política romana. Porque, más que los orígenes, importa la categoría humana que demuestra quien puede confiarse a otra persona, a sabiendas que dará su vida por defenderle.

Puede pensarse que esos valores de honor, lealtad y fidelidad eran los propios del siglo II, y ver la película como un mero entretenimiento en torno a una bonita historia más o menos novelada. La realidad es que el cine histórico, aparte de esa perspectiva erudita, siempre puede verse como espejo en el que mirarse desde el tiempo presente, respetando la mentalidad del momento pero como una manera de aprender del pasado. Por eso, cuando se adaptan hechos del pasado… cabe hacer una lectura para nuestro tiempo, que puede haber sido más o menos pretendida por el guionista y director.

En este caso, vuelve a resaltarse una idea muy presente en el cine de los últimos años y especialmente en películas más recientes, como ya destacábamos en otro artículo: el triunfo del perdón y de la reconciliación sobre la violencia y la venganza. Aquí hemos visto a dos individuos como emblemas de ejércitos enemigos… que terminan siendo amigos, después de lograr su verdadera gesta de vivir con honor, lo mismo que sucede a aquellos legionarios que veinte años atrás claudicaron en su cobardía y comenzaron a huir de sí mismos… para ahora redimirse en una segunda oportunidad que les brinda el hijo.

En las imágenes: Fotogramas de “La legión del águila”, película distribuida en España por Universal Pictures International Spain © 2011 Universal Pictures, Film4 y Focus Features. Todos los derechos reservados.