Ilustrador: Alberto López Corcuera
Traductora: Paula KufferEditorial: Sexto pisoISBN: 9788416358113Páginas: 272
La letra escarlata fue la lectura elegida por el Club Pickwick para el mes de mayo, tras ganar una votación en la que Nido de nobles, de Turguénev, era la otra opción (no se nos logran los rusos). Siempre había tenido ganas de leer este libro, así que el salir elegido en el Club fue la excusa perfecta para hacerlo.
Lo primero que me encontré en la novela fue una introducción titulada La aduana, que aunque no tiene una relación directa con el resto de la novela y resulta una lectura un tanto densa, creo que es recomendable no saltársela. En La aduana Hawthorne nos narra, en primera persona y dirigiéndose al lector, sus tres años de trabajo en la aduana de Salem. Además de ser un texto cargado de ironía y humor, sobre todo en las descripciones de sus compañeros de trabajo, en esta introducción el autor nos explica cómo conoció la historia en la que se basa La letra escarlata.
Y vamos ya con la novela. La letra escarlata gira en torno al personaje de Hester Prynne, una chica joven que tras pasar unos días en la cárcel sale obligada a llevar durante toda su vida una letra A escarlata en su pecho. El delito que ha cometido es el adulterio: ha tenido una hija fuera del matrimonio y además no quiere revelar quién es su padre. Pearl es la hija de Hester que, junto con la letra escarlata, se convierte para la protagonista en el recuerdo permanente de su "pecado". Completan el grupo de personajes el reverendo Dimmesdale, un sacerdote alabado y respetado por toda su congregación, pero que en su interior se encuentra roto por la culpa, y el misterioso doctor Chillingworth, que aparece en Boston cuando Hester es condenada.
Nathaniel Hawthorne
El personaje de Hester es un ejemplo de valentía y superación, pero también de resignación ante su culpa. Hester decide quedarse en su ciudad cuando nada le impedía huir a otro lugar donde nadie la conociese y librarse de su letra escarlata. Es muy marcado el contraste entre ella y los otros dos protagonistas, que a lo largo de todos los años que abarca el libro se encuentran atenazados por el odio o la culpa y les es imposible llevar una vida normal. Hester, aunque sí que tiene sentimientos de culpabilidad y arrepentimiento, es la que mejor sale adelante, utilizando sus habilidades como bordadora e incluso dedicándose a ayudar a gente necesitada, independientemente de que se hubiese sentido despreciada por ellos. En este sentido, el personaje femenino queda en mucho mejor lugar que los dos hombres que no logran encauzar su vida con normalidad.Un punto que me resultó bastante extraño y me incomodó es el tratamiento que Hawthorne da al personaje de la hija. Pearl es una niña muy pequeña, y cualquier conducta suya que se salga mínimamente de la bondad infantil, cualquier niñería, es vista en el libro como un símbolo de la maldad que hay implícita en su origen. Incluso Hester, su propia madre, lo veía así, lo cual a mí me resultaba muy exagerado.
La novela se estructura en capítulos no muy largos, y su lectura es bastante ágil a pesar de la densidad de la escritura del autor. Yo la disfruté mucho y me parece además muy adecuada para conocer cómo era la vida a principios del siglo XVII en esas comunidades de puritanos estadounidenses. Es un libro que trata muchos temas importantes: el amor, el odio, la culpa, la expiación, la doble moral... y que además de entretenernos también nos dará mucho que pensar.
Creo que el que La letra escarlata me haya gustado tanto se debe también a la maravillosa edición que he podido disfrutar. La editorial Sexto Piso ha publicado la novela en tapa dura y con unas ilustraciones que me han encantado. Alberto López Corcuera es el autor de dichas ilustraciones. Al principio me chocó un poco que todas ellas eran sobre aves, pero López Corcuera nos explica en el libro que cada personaje está representado por un ave, cada una de distinto color. Sabiendo esto, ha sido una gran experiencia ir viendo las ilustraciones a la vez que iba leyendo, porque se deja al lector la interpretación de cada imagen en relación con el desarrollo de la historia. Me ha resultado una forma muy original de ilustrar lo que sucede, y un total acierto. En definitiva, una edición recomendable al cien por cien.
Roland Joffé dirigió una versión de La letra escarlata en el año 1995. Como nunca la he visto, la dejo aquí como recomendación tanto para vosotros como para mí, como una tarea pendiente. En el tráiler ya veo que hay muchas cosas que no aparecen en el libro, así que a ver qué me encuentro.