El sistema tiene muy claro quienes son sus enemigos, y quienes sus amigos. Este pueblo que mis ojos han venido contemplando con espanto, parece tener muy claro que no quiere ser enemigo del sistema. Entonces me pregunto: ¿Realmente cuántos enemigos tienen? ¿Los escasos miebros de partidos minoritarios de izquierda que nunca podrán optar a más de 5 o 6 escaños en el congreso aunque sus programas de gobierno sean verdaderas genialidades? ¿Los pocos rojillos que militan en partidos comunistas que la mayoría de la sociedad considera extintos?
Cuando los estudiantes, y sus familias, sean los verdaderos enemigos del sistema los corruptos tendrán que ponerse a temblar, cuando los pocos intelectuales (¿dinosaurios?) sean escuchados y la gente cambie la telebasura y apueste por la educación, cuando la gente reconozca que la ignorancia es la gran amiga del statu quo, ese día la levadura actuará y saldrá del horno un pan sabroso que se servirá en todas las mesas como si fuera el mejor de los manjares.