Como era de esperar, el Psoe y el Pp, con el inestimable concurso de CIU, han pactado resucitar una ley inútil, diseñada directamente de la embajada de los EEUU.
Pese a los intentos de confundir al público en los que se han afanado los aparatos mediáticos de los partidos con el concurso necesario de los medios de comunicación, la ley sigue siendo igual de mala que cuando fue rechazada en el congreso de los diputados. Las enmiendas introducidas han empeorado un texto que nunca debió ser resucitado y añadido más confusión a un procedimiento, el de cerrar web de enlaces, que se mostrará ineficaz en cuanto salga a la luz.
Es lo que tiene no entender internet, ni sus códigos, ni hacia donde apunta el futuro. Una industria moribunda que gana unos microsegundos de satisfacción. Artistas beneficiados por un sistema caduco hacen la ola, mientras los usuarios siguen encontrando los contenidos que quieren con una facilidad pasmosa ante la escasez de una oferta justa y adaptada al mercado. La ley sinde es una ley de los walking dead.
Pero que nadie se engañe. La Ley Sinde deja otras cosas preocupantes. La posibilidad de cerrar webs por una comisión de nombrados a dedo por la mera suposición de un supuesto y futuro daño patrimonial es una aberración que posibilita la censura.
Hoy no somos más libres. Seguimos perdiendo derechos. Y los que ganan ni siquiera son los autores, sino industrias del entretenimiento dispuestas a destrozar los derechos de los demás.
Que pérdida de tiempo…
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