La ley seca

Publicado el 19 agosto 2013 por Pepecahiers

 "Aquellos labios que prueben el alcohol, no probaran los nuestros"
Probablemente haya sido la foto mas contraproducente del mundo de la publicidad, poco acertada, mal diseñada y que, desde luego, provoca una reacción contraria a la que promulga. Realizada en 1919 en una campaña para la prohibición del alcohol, estas mujeres entendieron que, la mejor forma de defender tal actitud, era la de realizar semejante instantánea, seguramente animadas por un publicista amante del buen whisky, que les quiso jugar una mala pasada. Si a tan singular imagen añadimos el peculiar lema que reza en la pancarta, tenemos servida en bandeja la ironía, el chiste fácil o directamente la sal gorda del humor. Porque no son pocos los comentarios que provoca: Que si es suficiente motivo para hacerse alcohólico, que mejor pillar una buena trompa antes que besar a semejantes beldades, o dar gracias al Señor por concedernos el licor que nos haga ver las cosas con mejor disposición. No obstante, debemos reconocer el mérito a las señoras en cuestión, pues ofrecen la puerta de entrada al amor con un beso, teniendo en cuenta que son la misma imagen del recato más estricto y victoriano. 
“Esta noche, un minuto después de las doce, nacerá una nueva nación. El demonio de la bebida hace testamento. Se inicia una era de ideas claras y limpios modales. Los barrios bajos serán pronto cosas del pasado. Las cárceles y los correccionales quedarán vacíos; los transformaremos en graneros y fábricas. Todos los hombres volverán a caminar erguidos, sonreirán todas las mujeres y reirán todos los niños. Se cerraron para siempre las puertas del infierno”.
Con estas palabras del  senador Vosltead comenzó la conocida popularmente como "Ley seca", y diseccionando sus palabras no podemos pensar nada más que, tan iluso político, estaba realmente equivocado en muchos sentidos. Prescindiendo del tono idealista y simplista de la propuesta, se desconocía en gran medida el carácter humano y su afán por desafiar lo prohibido. En un ambiente de debate público sobre costumbres morales, catapultado por cierto rebufo de puritanismo protestante y mediatizado por la labor de algunos movimientos como el Ejército de Salvación  o el de la Sociedad por la Templanza, surgió de forma taimada la necesidad de plantearse la prohibición del alcohol, como responsable de la brecha que se podía ocasionar en la vida familiar tradicional. La sociedad que vino de la mano de la revolución industrial parecía traer como compañía cierto estado depresivo, motivado quizás por el estilo de vida vinculado al crecimiento de las ciudades. Esos "tiempos modernos", que satirizaba Chaplin en una película del mismo título, producía cierta infelicidad que solo se amortiguaba con bebidas alcohólicas. Esta idea, no exenta de verosimilitud, no se puede negar el incremento del alcoholismo en aquella época, también resulta algo paternalista, el caldo de cultivo ideal para los mojigatos de la moral.
En Estados Unidos el debate se convirtió en algo más que una simple cuestión de opinión, surgiendo dos bandos, los prohibicionistas o dry (secos) y los antiprohibicionistas o wet (mojados). Al final se impusieron los que abogaban por el ataque frontal contra la bebida y sus efectos, siendo aprobada el 16 de enero de 1919 la Decimoctava Enmienda que venía a legislar la prohibición y  elaboración, venta, transporte, importación y exportación de lo que se dio en llamar "licores intoxicantes". Lo que vino después es de sobra conocido: Locales ilegales que surgían como hongos por todas partes, un aumento exponencial del alcoholismo, intoxicaciones debido a la falta de control sanitario en la elaboración de las bebidas destiladas ilegalmente, desarrollo sin control del crimen organizado, corrupción policial y otros desastres. La situación era insostenible, hasta el punto de contemplar la impunidad de los que se beneficiaron de tan singular negocio. Como anécdota hay que reseñar que se contrataron a conductores especialistas que, modificando el motor de sus vehículos, transportaban cargamentos de alcohol ilegal, esquivando a la policía gracias a sus habilidades. Unas habilidades que fueron evolucionando poco a poco, compitiendo entre los propios traficantes y siendo uno de los orígenes de las conocidas carreras de coches de NASCAR.
Naturalmente, y como no podía ser de otra manera, todo se fue al traste el 7 de marzo de 1933, cuando la prohibición llegó a su final y el hampa tuvo que buscar negocio en otras actividades, drogas y prostitución principalmente. Una lección de la historia que debería servir para algo más que inspirar buenas películas de gangster. Prohibir quizás no sea una solución demasiado afortunada en según que cuestiones, en las que la libre elección responsable debe privar de forma sensata, suponiendo que sepamos hacerlo...
En España no podíamos ser menos y también tuvimos nuestra particular campaña moral, de manos de los anarquistas en plena guerra civil, con consignas como los de la foto en las que se podía leer:
“EL BAR, anquilosa, es el vivero de la chulería, CERRÉMOSLE.
LA TABERNA, atrofia y degenera el espíritu combativo, CERRÉMOSLA.
EL BAILE, es la antesala del prostíbulo, matando las energías del joven luchador, CERRÉMOSLE.
CINES Y TEATROS, una misión: labor antifascista: de lo contrario, CERRÉMOSLO. Todo ser que frecuente estos lugares es merecedor del desprecio" ¡ABAJO EL PARASITISMO!” 

Lo único que les quedaba a los jóvenes de la época, y a los no tanto, era luchar, luchar y a buen seguro morir, que lo de disfrutar es para los señoritos.