Pert Morgan
Cuenta la leyenda que el viejo Morgan fue un niño de una familia muy acomodada que vivía frente al hotel Portobello del londinense barrio de Notting Hill. Su padre siempre fue un viudo que se acostaba con la institutriz, criada y mujer para todo. María atendía a la familia en los largos periodos de tiempo en los que se ausentaba el patriarca debido a un trabajo que nadie decía conocer pero que todos los londinenses que sabían leer conocían: el viudo pertenecía al cuerpo de inteligencia británico. Un otoño lluvioso fue destinado a la isla de Malta, dicen que por expreso deseo del primer ministro maltés, Sr. Gorc Borg Oliver para controlar los movimientos de la resistencia maltesa. Se acomodaron en un céntrico palacete de la tranquila Mellieha pero el estallido de la 2ª Guerra Mundial noqueó la tranquila vida de esta familia londinense y de casi toda Europa. En el verano del 48 y casi a punto de finalizar la guerra en uno de los múltiples bombardeos de los cazas alemanes a la isla. La que la familia Morgan al igual que centenares de malteses se resguardaban en el refugio subterráneo bajo la espectacular iglesia de The Sanctuary of Our Lady Mellieha. Allí encontraron la muerte o quizás perdieron la vida porque nunca se sabe. Dicen que el pequeño Morgan consiguió mantener la vida enterrado en una de las galerías subterráneas 42 días gracias a una botella de cognac francés que su padre siempre llevaba encima porque su padre era de los londinenses muy británicos que necesitaban un trago en ciertos instantes del día para pensar y sonreír. Prefería un trago que echar humo en pipa como esos barcos de carbón que navegaban por el Thamesis. Cuentan que el día de la Natividad de Nuestra Señora (8 de septiembre de 1948) se terminó oficialmente la guerra en Malta y que hubo bajo la iglesia de Nuestra Señora un movimiento brusco de tierra y una luz azul apareció repentina que guió al pequeño Pert al exterior. Los lugareños entraron en la gruta para buscar al resto de la familia pero nada encontraron, solo una botella vacía de cocnag en una pequeña gruta. Otros dicen que ni Virgen ni hostias, que la noche anterior una bomba hizo explosión y que de ahí la luz azul y la grietas en la ladera de la iglesia por la que pudo salir "el rubio inglés" que así le llamaban los chicos malteses. Desde ese día nadie volvió a oír decir una palabra al niño Rubio. Unos dicen que quedó traumatizado por la pérdida familiar, otros que fue la Virgen la que con su luz cegadora hizo que perdiera el habla, lo cierto es que nadie le ha vuelto a oír articular vocablo. Desde ese día en toda la comarca maltesa de Billy's se celebra con especial devoción la Natividad y lucen en sus tejados una luz azul en un gran mástil blanco para conmemorar el que muchos dicen fue el tercer milagro ese día de la Virgen. Nadie sabe a ciencia cierta si el rubio inglés es el viejo Morgan que se sienta cada día desde hace 17 años en la primera mesa de la terraza del Giorgio Café frente a la suntuosa tienda de Zara en el centro más comercial de la calle The Strand en Sliema a ver pasar a las jovencitas 'acaldilladas' como camgrejos, europeas pijas, adolescentes locuelas que enseñan lo que no tienen y compran preservativos por docenas en la drogería más famosa del Mediterráneo con más marcas, modelos y sabores que ya quisiera el mejor Shep Shop del barrio rojo de Amsterdan. Las rusas prefieren sabores citricos y afrutados (les encanta el guaraná) mientras que francesas e italianas prefieren el chocolate y sabores más dulces. Las teenyers con iPhone 5 o Samsung 4 y tarifas roadning de 250 € Se divierten a costa de los euros sobrantes de muchas familias burguesas o adineradas que entienden confundidas que Malta es la solución a las dificultades de los jóvenes para aprender inglés. Sin duda, se lo pasan bien. Muy bien pero cada uno en su idioma.Casas típicas puerto La Valletta
Cuando cumplió la mayoría de edad se enamoró perdidamente de una monja brasileña que el Obispo de Mdina trajo en su visita anual a Fátima y que se enamoró tan ciegamente que perdió la sesera y el puesto de amarra barcos en el puerto de La Valletta. Hack el cojo, único amigo que se le conoce al rubio inglés cuenta que tras las calabazas de Sor Margarita, Pert se refugió en una pequeña cueva de Golden Bay alejado de cualquier vida humana: comía sólo lo que pescaba y dormía cuando tenía sueño. Un jueves 20 de noviembre mientras nuestro Caudillo suspiraba un cocinero siciliano llamado David Bonnano se topó en la cueva de Golden Bay al rubio inglés muerto de sed de hambre y de amor y se lo llevó a la bella Sicilia como ayudante de cocina del mejor restaurante de Palermo: La Scuderia, situado a unos tres kilómetros al norte de la ciudad, a los pies del Monte Pellegrino. Dicen que hasta el Papa impostor Pablo VI exigía que la hostias consagradas del Vaticano fueran cocinadas en los hornos de leña de La Scuderia a la vez que sus famosas pizzas margarita porque decía el Pontífice que su sabor se acercaba a lo divino. Todos saben en el Vaticano que el doble que suplantó a Pablo VI era de origen siciliano. Tras dos años en Sicilia tuvo que escapar la mañana del 10 de mayo tras el asesinato de candidato Democrazia Proletaria Don Giuseppe Impastato cuñado del capo de la mafia Cesare Manzella y a la postre el máximo o único propietario de La Scuderia. Pert nada tuvo que ver con el asesinato pero al capo siempre desconfió del rubio porque su hermana se había enamorado a primera vista del inglés y Cesare no daba el visto bueno a una relación como el calificaba levantando las manos como clamando al cielo: "antinatura, inglés con siciliana, bastardo!...."Pert Morgan en el Giorgino Café
Pert Morgan ahora es un viejo de costumbres. Todas las mañanas se levanta cuando se despierta y puntual se dirige al Giorgio Café para desayunar el mejor capuchino del Mediterráneo acompañado de una copita de cognac Frapin (el mismo que le salvó la vida en el refugio de Mellieha). Fuma 5 cigarrillos de LM cada 38 minutos con una exactitud que ya quisieran los relojes de nuestro leonés de La Cabrera relojero Losada. Las casi 3 horas que se pasa sentado al lado del cartel gigante de helados lo hace apenas sin moverse, mira con cara de verlo todo y más perece un perrito esperando una caricia del amo que una persona que haya vivido tantos avatares.Pocos malteses saben de la leyenda de Pert Morgan que toma capuchino en vez de te. Si alguna vez pasáis por Sliema no dejéis de ir al Giorgino Café para comprobar que lo que hoy escribo es una verdad verdadera o por el contrario la leyenda del rubio inglés se introdujo en mis venas una noche de delirio e insomnio de un caluroso y tranquilo mes de julio.