La leyenda del Infierno, reflexión teórica

Publicado el 02 noviembre 2010 por Flenning

No sé por qué recuerdo ahora, quizás por Halloween, a un profesor de Termodinámica que había preparado un curioso examen sobre la expansión de gases. El examen, además de tener solo una pregunta, proponía la resolución de un sofisma, a saber:

¿El Infierno es exotérmico o endotérmico? Más concretamente, ¿el Infierno emite calor o absorbe calor? Justifique su respuesta.

La resolución de examen no solo requería conocer la Ley de Boyle, sino tener una hipótesis de Infierno, incluso de sus vecindades. La pregunta era simple, pero la respuesta se presentaba como inquietante, como la respuesta a ¿trato o truco?

¿Qué contestar cuando el Todo y la Nada son ciertos al mismo tiempo?

Entonces, recordar aquel examen me hizo recordar, también, que mi padre solía decirme que para salir de un sofisma no hay nada mejor que otro sofisma…

Para responder algo acerca de la temperatura del Infierno primero es necesario saber cómo varía en el tiempo su masa y, por lo tanto, es necesario saber la frecuencia con la que las almas entran y salen de él.

Afirmación 1: con algún grado de verosimilitud es posible afirmar que, una vez que un alma ha entrado en el Infierno, ya no sale nunca más. Claro, si acaso un alma no tiene su destino, entonces va al Purgatorio, pero no al revés.

Corolario de la afirmación 1: un alma en el Infierno es un alma sin remedio. Así pues, del Infierno nada sale, de modo que la masa del Infierno no es decreciente.

Sabemos ya que nada sale del Infierno, pero no sabemos si, en realidad, algo entra en él. ¿Hay algún alma en el Infierno?

Afirmación 2: el conjunto de almas en el Infierno no es vacío. Para sustentar esta afirmación solo basta apelar al principio del pecado original. Si hay pecado, hay castigo.

Considerando que es más fácil hacer el mal que hacer el bien, se deduce que el número de pecados por persona y de personas que pecan es creciente según crecen las tentaciones.

Corolario de la afirmación 2: si el conjunto de personas que pecan crece, entonces el Infierno tiene un conjunto de almas no vacío y creciente. El Infierno es un espacio muy parecido al Hotel de Hilbert.

Afirmación 3: la Ley de Boyle establece que, para que la temperatura y la presión en el Infierno permanezcan invariables, el volumen de este se tiene que expandir según se van añadiendo almas.

Esto nos da dos posibilidades:

1.- Si el Infierno se expande a una velocidad más baja que la frecuencia a la que entran las almas, entonces la temperatura y la presión en el Infierno se incrementarán hasta que este reviente.

2.- Si el Infierno se expande a una velocidad mayor que la frecuencia de entrada de almas, entonces la temperatura y la presión caerán hasta que este se congele.

¿Entonces, qué?, ¿el Infierno emite o absorbe calor?

Si considero cierto aquello que dijo una vieja amiga: «El Infierno se congelará antes de que yo me acueste contigo», y dado el hecho de que todavía no lo he conseguido, entonces el enunciado número 2 no puede ser cierto; así pues, el Infierno es exotérmico.