Revista Cultura y Ocio

La leyenda del Rey Errante, de Laura Gallego - Crítica literaria

Por Eltiramilla

La leyenda del Rey Errante, de Laura Gallego - Crítica literariaTipo de crítica: plumas de ayer
Libro independiente
Clasificación: novela fantástica
Nuestra edición: Editorial SM, 2009, 15’50 €
Valoración: 3’5 sobre 5

El príncipe Walid es el perfecto heredero al trono: generoso, bello, valiente, sabio, justo… e incluso escribe poesía. Es precisamente por eso que anhela presentarse al certamen anual de casidas de Ukaz y crear los versos ganadores. Sin embargo, su padre, el rey Huyr, le ha puesto una condición: sólo podrá acudir si se erige como ganador dentro de su reino. La sorpresa viene cuando es superado por un humilde tejedor de alfombras llamado Hammad. Año tras año Walid pierde en la competición y sus deseos de acudir a Ukaz se frustran para dar paso a un profundo odio hacia el tejedor, hasta que decide darle un regalo envenado: le nombra historiador real y le ordena crear una fabulosa alfombra como nunca antes haya existido. Lo que Walid no sabe es que esa alfombra truncará su propia vida y lo arrojará a otra existencia muy distinta.

Entre concisas descripciones de desiertos, amaneceres, mercados y grandes ciudades árabes, se mueven los distintos personajes de esta novela, que van desde pastores a príncipes, siendo Walid ambas cosas y otras muchas más. Porque lo principal en esta obra son los cambios que sufre este personaje, ver cómo ese príncipe perfecto se convierte en un antihéroe y cómo después intenta recuperar poco a poco aquellos rasgos que lo definían, al tiempo que enmienda sus errores. En ocasiones el desarrollo de la novela resulta bastante predecible debido a que bebe del estilo típico de las leyendas y de sus elementos representativos: un ejemplo es hacer que Walid repita hasta en tres ocasiones situaciones muy similares, pero al mismo tiempo con matices distintos. No obstante, precisamente por ese tipo de estructura y por creernos más listos que el escritor, Laura Gallego consigue sorprender varias veces, aportando su toque de originalidad y dando algunos giros interesantes al argumento. También cabe destacar la perfecta ambientación, en ocasiones incluso poética, a modo de homenaje a la personalidad del protagonista; y también por otra parte la documentación de la novela, pues personajes históricos y ficticios se dan la mano en torno a mitos fantásticos como los djinn, aderezados con citas reales de poetas preislámicos. No en vano la autora ganó con esta obra el premio Barco de Vapor, por segunda vez, en el año 2002. Aun así, resulta curioso que La leyenda del Rey Errante sea un libro catalogado como infantil, pues, aunque su estilo es sencillo y muy rápido, está cargado de símbolos y reflexiones que bajo mi punto de vista hacen disfrutar mucho más a un público juvenil o adulto. En ese sentido incluso me ha hecho recordar a El Alquimista, de Paulo Coelho, aunque de un modo más ligero.

En definitiva, se trata de una novela que, a pesar de resultar algo predecible en ciertos momentos, es ágil y rápida, y con mucho trasfondo por las circunstancias en las que acompañamos a Walid en su largo caminar errante por las tierras árabes. Sin duda, un perfecto agenerado para disfrutar lentamente.


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