Santiago de la Vorágine.La leyenda dorada.Prólogo y selección de Alberto Manguel.El libro de bolsillo. Alianza Editorial. Madrid, 2014.
La leyenda dorada fue, junto con la Biblia, el libro que más circuló por Europa en la Edad Media, sobre cuyas manifestaciones culturales ejerció una influencia determinante. Lo escribió a mediados del siglo XIII el dominico genovés Santiago de la Vorágine y en la España del primer Renacimiento siguió estando viegnte adaptada en el Flos sanctorum.
Es un florilegio hagiográfico que cultiva el detalle novelístico y se convirtió pronto en un manual de referencia no solo para los predicadores, sino también para los escritores y en un compendio de la iconografía que usaron los pintores medievales.
Pero es mucho más que eso: es una explicación del calendario litúrgico con el que la Iglesia pretende pautar el tiempo y controlarlo en la sucesión del santoral; un martirologio con prodigios y milagros y con etimologías inventadas y estrafalarios.
Por eso quizá ningún texto mejor que este para adentrarse en el día a día intrahistórico de la mentalidad medieval, la que está en la base de su literatura y sus artes plásticas, de la pintura a la escultura.
Después de las Vidas imaginarias de Marcel Schwob y de la Historia universal de la infamia de Borges, estas santas vidas –escribe Alberto Manguel en el prólogo de su selección para El libro de bolsillo de Alianza- casi no pueden ser leídas sino de manera literaria, con connotaciones humorísticas o fantásticas muy lejanas de la intención de su autor y de la visión de sus primeros lectores, para quienes los hechos narrados eran reales, o al menos correspondían a una incontrovertible verdad poética.
Santos Domínguez