Publicado en HeraldPost.es
Ocurre con mucha frecuencia. A veces con demasiada. Los que periódicamente publicamos allá donde nos requieren – o nos dejan – practicamos una suerte de sadomasoquismo intelectual. Centramos nuestras iras y descargamos nuestra bilis en ácidas o sarcásticas columnas que colman diarios y digitales. Diatribas de ceño fruncido. Párrafos violentos en lugar de violentos golpes sobre la mesa o sobre el primero que pasa. Yo también utilizo con frecuencia la tecla como válvula de escape de mi cabreo. Y así no lo paga nadie. Y a ustedes a veces hasta les saco una sonrisa.
Conviene no obstante, por salud y por justicia, tomar las cosas en positivo, cambiar from the dark end of the street to the bright side of the road y no frecuentar tan persistentemente el lado salvaje. O el oscuro.
Al fin y al cabo, Botsuana y Zimbabue exportan elefantes a Kenia y Tanzania. En los dos primeros países los elefantes son privados y en los otros se encarga de su protección el gobierno del Estado. Podría ser peor. Los países con mejor desempeño medioambiental en cualquier ranking son aquellos donde la cosa de la conservación del medio ambiente está en manos privadas. El Serengeti tiene elefantes gracias a la propiedad privada. Qué cosas.
Y ciertamente no hay que olvidar que dos tercios de las carreteras de Suecia son privadas o que gran parte de la red norteamericana se ha financiado con la publicidad que ocupa las vallas en la carretera, sin coste alguno para los contribuyentes.
No se puede desdeñar tampoco que aquellos países donde no existe Salario Mínimo Interprofesional y con condiciones flexibles de trabajo, como poca indemnización por despido o convenios particulares por empresa, tienen generalmente mayores sueldos y niveles de vida muy elevados. Y que si su gobierno eleva la presión fiscal más de la cuenta, se producen grandes incrementos del fraude fiscal. Ya pueden gastar el doble en Dinamarca que en España para perseguir el fraude. La economía sumergida estimada es casi una quinta parte del PIB en el país nórdico.
¿Recuerdan la Ley Bosman? Era aquella que permitió a los equipos tener tantos jugadores comunitarios como quisieran y no limitarse a dos o tres. La cantera se iba a ir al traste. Los clubes ficharían solo extranjeros y la Selección sería una porquería. Una porquería que ganó dos Eurocopas consecutivas y el Mundial de en medio. Sí, eran los extranjeros que venían a quitarnos el trabajo. No digo que sea causa, pero desde luego que mal a nuestro deporte, no ha hecho ni pizca.
Podemos estarnos un buen rato enumerando ejemplos donde la aplicación de la Libertad ha causado efectos positivos o contraponerlos en donde la injerencia del gobierno ha tenido malas consecuencias. No hay más que ver cómo ha salido Irlanda de la crisis y cómo está Grecia. Dónde está Google y dónde hay huelgas y recortes de pensiones.
Quedo a la espera de que salga el listo de turno a decir que Dinamarca es un país… lleno de bicicletas. Y qué fíjate tú que en España, conforme somos, no puede ser. Sí en España. En esa España que ganó lo que ganó y comenté antes. Ahí, no puede ser. En esa, la de Nadal, los Gasol o Carolina Marín. La de la Roja y las tres Europa Leages consecutivas del Sevilla, con ley Bosman incluida. Me ha dado por el deporte, ustedes pueden buscar la disciplina que les plazca. Menos el curling.
Quizá seamos un país de gilipollas que piensan que todos los de alrededor son gilipollas. O quizá si preguntamos uno a uno, a todos nuestros conciudadanos, todos piensen que tan gilipollas no son. Y es muy probable que no lo sean. Otra cosa es que estemos intoxicados con demasiada basura en contra de la Libertad. Pero el caso, es que las cosas funcionan mejor cuando se aplica. Cuando se aplica la Libertad, claro. Y si es verdad que somos un país de envidiosos, acabaremos aplicando lo que funciona a otros, aunque sea solo porque no sean más que nosotros. Al final hasta los pecados capitales tienen su puntito. Solo hay que verlos en positivo.
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