Y no es fácil clamar esto en un aquelarre que sirve para cantar las bondades del socialismo, un contubernio para ir sometiendo a la población mundial a sus caprichos. Creo que ese es el gran mérito del discurso, aparte, claro, de decir lo que muchos estábamos esperando que dijera alguien y que otros se han enterado por primera vez y ha comprendido que lo que la casta nos vende no es el camino. También ha puesto de relieve que esa reunión de «fantasmas» no es más que un festival de autobombo y de lavado de cerebro.
El ideal es China, un régimen tiránico que tiene al pueblo sometido a los caprichos de la clase dirigente y donde esa casta vive muy bien y se enriquece sin límite. Es natural que los empresarios compren eso que les garantiza grandes beneficios sin riesgos. Es que hasta los empresarios han caído en el marxismo cultural. Sin duda es lo mejor para ellos: nadar en la riqueza y el poder sin el menor riesgo.
Porque, al fin y al cabo, el marxismo cultural, como cualquier marxismo, es un sistema de ricos. Hay una casta en la cima que lo tiene todo y luego sucesivas castas, cada vez más inferiores, que medran en el sistema, estando al final la casta de los parias que malviven de las ayudas.
No sé si han leído la novela Un mundo feliz. En ella se plantea un mundo de felicidad absoluta, con una serie de castas muy definidas y que cuanto más altas, más privilegios, pero los inferiores se sienten felices de serlo. Al final, resulta que ese mundo no es tan feliz.
Y eso es lo que pretenden. Cuando lo tienes todo, ¿que te queda por conseguir? El domino absoluto de los demás. Y a eso es a lo que aspira la casta. Y les sale razonablemente bien. Recuerden como nos sometieron a base de leyes inconstitucionales durante la plandemia, como lo intentan con el cambio climático, que el lanar se ha tragado con anzuelo y todo y lo último es la supresión de la carne en 2025. Todo esto lo ha revuelto el discurso de Milei.
La lucha es larga y el fin no lo veremos muchos, pero creo que estamos al principio del fin dela casta o si quieren, al principio del principio de un mundo nuevo.
Si miramos una gráfica de víctimas de violencia de género observamos que en los últimos 20 años no han bajado de cincuenta, con más de 70 algunos años.
Si tomamos un indicador más amplio del concepto de abuso como es el número de órdenes de protección tomadas tras resolución judicial (medidas cautelares para proteger a la víctima en riesgo), la conclusión es la misma. En los últimos 15 años no se ha producido ninguna disminución clara, sino un comportamiento cíclico.
Pero estos progres son inasequibles al desaliento, siguen con las mismas políticas a pesar de no servir para nada. Y entonces uno piensa que hay gente que se lo lleva crudo y es mucho lo que se llevan.
Vanlop