Hasta no hace muchos años, para el público futbolero, Crucero del Norte era simplemente una empresa de transporte de pasajeros de larga distancia, que se especializa principalmente en la región mesopotámica. Sin embargo, este club misionero empezó a tomar notoriedad, y hoy es uno de los protagonistas de este torneo de la B Nacional.
Todo comenzó en 1989, cuando los propietarios (la familia Koropeski) y los empleados de la transportista decidieron crear la Asociación Mutual del Personal de Crucero del Norte. El objetivo principal era darle un espacio de recreación para quienes trabajaban allí. Pero en 2002, tanto los Koropeski como los trabajadores/socios decidieron darle mayor cabida al equipo de fútbol, inscribiéndolo en la Liga Posadeña de Fútbol, y transformandose así en el Club Mutual Crucero del Norte.
La estadía en el torneo regional no duró mucho: terminó logrando el derecho de participar en la primera edición del Torneo Argentino C (actual Torneo del Interior). Allí había logrado el ascenso al Argentino B tras imponerse en la promoción a Indepenidente de La Rioja. Cuatro años después logró otro ascenso, pero para el Torneo Argentino A: también fue mediante la “promo”, y su rival fue Alvarado de Mar del Plata.
Pero el mayor logro llegó el 30 de junio pasado: había vencido a Guillermo Brown de Puerto Madryn por 1-0 en el partido de vuelta por la promoción entre equipos del Argentino A y el Nacional, y ascendió a la segunda categoría nacional. Misiones volvió a tener un representante allí luego de 14 años, cuando se concretó el descenso de Guaraní Antonio Franco.
En los últimos dos ascensos estuvo como entrenador Pedro Dechat. El hombre de Posadas es una cara conocida en el fútbol litoraleño: logró el ascenso con Club Deportivo Barraca de Paso de los Libres, su ciudad “adoptiva”, y dirigió a Boca Unidos en el inicio de la temporada que lo llevaría al Argentino A (luego fue reemplazado por Arsenio Ribeca).
Lo curioso fue que no estuvo ininterrumpidamente durante la estadía en el Argentino A: a inicios de 2010 dejó el equipo, el cual fue tomado por Daniel Raschle, y luego por Darío Labaroni. Su “año sabático” finalizó a inicios de diciembre de ese año, cuando la dirigencia le pidió que regrese al club, al cual prácticamente lo considera como un segundo hogar, tal como lo declaró luego del arribo al Nacional B, en respuesta a los rumores que decían que Carlos Roldán iba a sucederlo: “Hicimos un campañón. Los dirigentes deberían haber hablado conmigo antes de todo esto. Yo me quiero quedar a vivir acá“.
Así fue. Dechat fue confirmado, y se empezó a delinear el equipo para esta temporada: Se mantuvieron jugadores como el arquero Julio César Gaona, los defensas Rolando Ricardone, Gabriel Tomassini, y Dardo Romero, los volantes Franco Cabrera, Miguel Nievas Escobar y Pablo Motta (autor del gol del ascenso), y el delantero Leandro Martínez. Por su parte, arribaron, entre otros, Juan Cablo Cárdenas, Dante Bareyro, Nicolás Romat, Gregorio Abregú, Eric Chmil, Luis Rodríguez, Enzo Bruno y Fabricio Lenci. En síntesis: un mix entre jugadores ya afianzados y refuerzos.
Al igual que otro de los ascendidos, Sarmiento de Junín (que tuvo una política en el mercado de pases similar a los mesopotámicos), tiene 14 unidades. Su récord es de cuatro triunfos (Atlético Tucumán, Patronato, Douglas Haig y Ferro), dos empates (Almirante Brown e Instiuto), y una derrota (Independiente Rivadavia).
Esta institución de apenas 23 años aún no encontró su techo. Quien sabe si en algún momento puede ascender a la Primera División, y Misiones vuelve a revivir aquellas épocas en las que Guaraní Antonio Franco y Bartolomé Mitre participaban en los viejos Torneos Nacionales.