La exitosa serie de la Liga de Los Hombres Extraordinarios viaja hasta 1969, época del amor libre, las drogas y el rock and roll. Todo bajo el prisma de una de las plumas más prestigiosas del momento: Alan Moore.
Alan Moore, acompañado de Kevin O’Neill, nos trae la segunda parte de lo que sería el tercer volumen de La Liga de los Hombres Extraordinarios, en el que hemos visto un cambio radical con respecto a los anteriores volúmenes. Ahora, lo que tenemos es al grupo viajando por el contínuo espacio-temporal, desde donde poder hacer frente a las amenazas que se presenten.
El primer número de los tres que componen esta nueva versión de La Liga, nos llevó hasta 1910. Allí, el grupo comandado por Mina Harker, se encuentra con una secta satánica que busca el nacimiento del anticristo. Ahora, Alan Moore nos traslada desde 1910 hasta 1969 donde parecen existir pistas fiables de dicha secta.
Seguramente no estamos ante el Moore mas lúcido y creativo, pero consigue transmitir esa desbordante imaginación y capacidad de creación a través de este mundo paralelo donde se mueve La Liga de los Hombres Extraordinarios. Lleno de mensajes sutiles, en ocasiones geniales, y de múltiples referencias a la época de finales de los sesenta, Moore logra que la historia tenga un escenario que cautiva mas que la propia historia, una excusa para mostrar su versión de aquellos años. Cuida con mimo a los personajes, a quienes dota no ya de personalidad, si no también de esa sensación de credibilidad. Claro que, teniendo a Kevin O’Neill a los lápices, todo es mas fácil. O’Neill también atrapa con la multitud de detalles y esos fondos que tienen que ser estudidados a fondo por el lector, quien debe esforzarse por entender todo lo que ofrece el guión y el dibujo. Si los diálogos nos muestran la personalidad de cada personaje, son sus gestos y poses los que hacen creíble lo que leemos.
No solo es imprescindible, si no necesaria su compra. Ahora solo toca esperar al número que cierre esta versión del grupo.
Valoración:8