La linterna mágica - tiempo de matar

Publicado el 10 octubre 2009 por Antonioparrasanz

TIEMPO DE MATAR

En el más profundo sur estadounidense, una niña negra de diez años es violada y su padre, Samuel L. Jackson, decide vengarse en propia mano liquidando a los dos violadores, blanquísimos ellos. Obviamente, es detenido, y todo el peso de la ley parece ir a caer sobre él, hasta que su abogado, Matthew McConaughey, decide darle al jurado una tremenda vuelta de tuerca, invitándolos a que imaginen a esa niña sufriendo, pero que la imaginen blanca. El color de la piel casi mata a un padre que decidió defender a su familia.

Hoy, en España, y no en la más profunda precisamente, estamos haciendo todo lo contrario a lo que Joel Schumacher criticaba en su película. Vamos, que de tanto usar el papel de fumar para cogernos las ideas, se nos están borrando hasta las huellas dactilares. Me explico. Mi amigo Miguel Yepes me ha enviado la foto de una campaña contra la discriminación, llevada a cabo en Gijón con la colaboración de la Asociación de Diseñadores Gráficos de Asturias y las Escuelas de Arte de Oviedo y Avilés. Una campaña en la que el cartel estrella viene a decir que si uno no es “puta, negro, marica, moro, sudaca o mujer”, es diferente y, además, un imbécil. Así, tal cual se ve en la imagen.

Espero que ahora no vengan los catedráticos de marketing y publicidad a hablarme de campañas rompedoras, bienintencionadas y que nos hagan pensar, yo ya pienso solito desde hace muchos años, sin que nadie me insulte, y me precio de ser bastante tolerante, pero no soy gilipollas. El cartelito ofende. A mí, que soy hombre, español, blanco y heterosexual, o lo que es lo mismo, imbécil, el cartel me molesta, pero es que si perteneciera a alguno de los colectivos tomados como muestra, creo que también me sentiría ofendido.

No creo que la discriminación positiva sea la mejor medida para evitar el racismo, el sexismo, la xenofobia, la homofobia, y lo más probable es que levante otras barreras, diferentes pero tal vez más altas. El propio término discriminar significa seleccionar excluyendo, y la apostilla de positividad que en la RAE se han apresurado a colocar parece que no sirve más que para guardar las espaldas de todos los que ahora se pasan de progres trasnochados y políticamente correctísimos.

Hoy no estoy para ironías finas, porque soy un imbécil según la dichosa campaña. Hemos pasado de dudar del alma de la mujer a la paridad en los partidos políticos, y nos hemos tragado a una ex ministra de fomento y a una portavoz popular que tienen, cuando menos, capacidades muy dudosas. El ingenuo soy yo por pretender que los puestos, y los sueldos, se otorguen en función de las capacidades y no de los sexos o la imagen.

La igualdad, deberían saberlo ya todos estos meapilas, es otra cosa muy diferente, y muchas veces tiene muy poquito que ver con orígenes o sexos, es una cuestión de sentido común, y eso sí que brilla por su ausencia y nadie se molesta en buscarlo. Estoy muy cansado de tener que andar con pies de plomo para no ofender a ciertos colectivos, que ahora me ofenden a mí con estas campañas. Si algún extranjero me agrede y me defiendo, me tacharán de xenófobo, si no desfilo el día del orgullo, de homófobo, si no pido la regularización de las prostitutas, de … ¿coño, de qué será entonces, de meretrizófobo?, si dirijo una película y soy hombre, me quedaré sin subvención aunque haga una obra maestra, si le doy un cachete a mi hijo por quemar la casa, me podría denunciar por malos tratos. Son ya demasiadas trabas, me parece a mí, hasta para un imbécil diferente como yo.

En fin, flaco favor está haciendo la campaña de marras, o tal vez no, ¿alguien cree que si el señor Obama fuera un poquito más blanco le habrían dado el Nobel de la Paz tan pronto?, yo desde luego no, nadie hace tantos méritos tan rápido. Ahora me voy a ver si alguien me opera para oscurecer pigmentariamente mi epidermis, o para cambiarme la glotis por la de un ruso, porque lo otro, desde luego, no pienso cortármelo ni por asomo, mejor imbécil completo que liberal capadito. Vale.