Resulta grotesco que ahora Montoro haga un llamamiento a la conciencia social para pagar impuestos después de haber liderado una reforma fiscal que ha permitido el blanqueo de 12.000 millones de euros de quién sabe qué procedencia, desde tráfico de drogas, armas o mujeres. Recordemos que el orígen de ese dinero defraudado no era requerido cuando se
De haber logrado el objetivo de la amnistía, esa con la que Montoro también creaba conciencia social (pero contra él), se habrían blanqueado 25.000 millones de euros, que es justo la mitad de lo que se estima que hay en cuentas suizas. Huelga decir que si sumamos las cantidades en otros paraísos fiscales las cifras se disparan, puesto que casi el 90% de las empresas del Ibex 35 operan en estos territorios. La tan defendida Repsol con la expropiación de YPF, el indultado Santander, la admirada Inditex... todos los que se han reunido con Zapatero, Rajoy y el rey para repartirse el pastel.
En España hay fuentes que estiman el fraude fiscal en 80.000 millones de euros. Lo que es una hecho, es que a 31 de diciembre de 2010, Hacienda tenía pendiente de recaudar 1.703.295 deudas y, agárrense, todas ellas aún en fase de cobro en vía ejecutiva. El motivo son los litigios y, de hecho, tras pasar por tribunales, acuerdos y demás, se cobrarían más de 8.300 millones de euros, es decir, los presupuestos de Defensa e Industria juntos.
Así pues, parece que combatir el fraude es más rentable que amnistiarlo. La pregunta es, ¿rentable para quién? Para los ciudadanos pero, ¿acaso es eso lo que persiguen quienes nos gobiernan? La respuesta la encontrarán en la lista Montoro, si finalmente se hace pública. No desvelará los nombres de los grandes defraudadores, sino de los de medio pelo. Los peces gordos, ya saben, se reúne con Zapatero, Rajoy y el rey.