Todorov defiende la Literatura como una parte innegable de nuestra existencia, tan pegada al mundo que es un error tratarla de una manera tan estructurada como si se tratasen de lecciones de Física o Anatomía.
A mí me ha dado la razón en muchas cosas durante el par de horitas que dediqué a su lectura y se me ocurre más de un nombre ilustre en mi instituto al que no le vendría nada mal echarle un vistazo.