La llave

Publicado el 06 marzo 2016 por Plausible @plausibleblog

Lin Rosenquist presiente que algo extraño está sucediendo cuando de repente recibe un misterioso paquete marcado con la palabra «Girarrosa». En su interior hay una llave que abre la puerta al mundo de Platelia.
Este reino congelado es el hogar de todos los animales muertos que alguna vez amaron a un niño. Allí, Lin se reúne con su querida mascota Rufus. Juntos emprenderán una peligrosa aventura llena de magia y misterio para encontrar al desaparecido Príncipe Invernal e impedir la destrucción de su mundo.
Una mágica historia destinada a convertirse en un clásico de las novelas de fantasía.
Gracias a Editorial Océano por el ejemplar.
¿Cómo anda la muchachada en este domingo soleado, al menos en mis pagos? Yo bien porque hoy les vengo a hablar de un libracho que me gustó mucho a pesar de que empezamos con el pie izquierdo.
La razón es súper estúpida, aunque vi que le pasó a varios: lo agarré pensando que me iba a encontrar algo parecido a la saga de Narnia, idea que desapareció en la primera página. Y me costó engancharme después de eso... pero lo logré. Y lo tkm asta lo sieloh.
La llave tiene una prosa lenta, lo cual no quiere decir que no tenga ritmo; va despacio, se toma su tiempo y, de paso, describe uno de los universos más bonitos que he tenido el placer de leer en la literatura: el de Platelia.
Éste es un mundo en el que viven los animales y las mascotas alguna vez amadas por niños una vez que mueren. ¿QUÉ es lo que no te gusta de esa simple descripción? A mí me fascinó desde que lo vi por primera vez en inglés en Goodreads hace 457 años, más o menos. Así que no me alcanzaron los dedos para escribirle a la editorial de que quería leerlo cuando decidieron traerlo.
Pero hay algo bueno y algo malo en la simple idea de lo que esperamos de Platelia. Lo bueno es que sí, es un mundo con todo lo que les dije arriba... es precioso. Lo malo es que tenemos mucha expectativa de lo que pueda suceder con todo lo relacionado a este mundo, y eso, justo eso, nos queda cortos.
En realidad no es algo que se pueda reprochar, porque no es a lo que apunta el libro ni la autora. De principio a fin es coherente con lo que propone: la Girarrosa llegando a Platelia, Lin y Rufus buscando al Príncipe Invernal y las idas y vueltas de esta aventura que te lleva de la mano. Pero, en lo personal, me hubiera gustado un poco más de atención a los detalles, al entorno.
-Esta noche, joven Rosenquist -dijo Teodor mostrando su sonrisa torcida-, descubrirás que algunos juegos son reales.

Hay tantos lugares en Platelia, y Lin y Rufus dan tantas vueltas de un lado para otro, que si no fuera por el mapa que hay al principio (que es divino, btw) no me hubiera ubicado. Pero no me basta. Me hubiera gustado involucrarme más en el lugar, con los personajes que aparecen de casualidad, con el funcionamiento de la magia, del Observatorio, de todo lo que tiene que ver con esta locura de libro.
Pero... ¿qué haría falta para eso? Un spin off hablando del mundo, muy a lo Tolkien, y no creo que la autora lo haga. Así que mejor dejo de quejarme de eso.
Una vez que Lin llega a Platelia es un viaje de ida: no podés soltar el libro ni dejar de hacer suposiciones de lo que puede llegar a pasar. Incluso cuando en uno o dos aspectos es muy obvio, lo genial es llegar hasta saber lo que pasó, ver si realmente podemos rescatar al Hibernalis, ir de la mano con Rufus resolviendo acertijos.
Y ya que nombré a los Hibernalis, vamos a hablar de lo genial que es esta ¿raza?, porque me parece demasiado cute y genial para su propio bien. Gente de hielo que controla el frío y la nieve, how cool is that? Pero, si quieren que diga algo malo, es que, como antes, no se profundizó sobre esto. Creo que es un vértice increíble para explorar y explotar en la historia, y aún así los personajes pertenecientes a esta familia juegan un papel secundario, muyyyy lejos del spotlight. ¿Error? Para mí, sí. Pero repito que quisiera una historia sólo con la historia y descripción de Platelia, así que no soy índice de nada.
Si tengo que criticarle algo a la estructura del misterio es que al final todo cuadra, te cae la ficha de todo lo que vino pasando... pero en el mientras tanto las cosas parecen muy locas y te la pasás preguntándote qué tiene que ver una cosa con la otra, sea porque no conocés la historia detrás del artefacto que usan/el lugar que visitan/la persona que conocen (y etcétera...) o porque simplemente, en serio, no tiene coherencia. ¿Por qué Lin y Rufus se la pasan dando vueltas por toda Platelia? ¿Por qué hay gente que accede a esconder la presencia de una Girarrosa sin explicación? ¿Por qué Teodor es tan errático?
-(...) Los muchachos como tú deberían andar afuera, jugando en la nieve. Me la paso diciéndole a Isvan que se despeine un poco y que se limpie los mocos con la manga, como hacía mi niña humana (...). Pero Isvan es otra cosa. Cuando no está en el Waffleamor, se la pasa tristeando en su casa. Los telescopios están muy bien, pero sólo te enseñan cosas que están muy lejos, no sé si me entiendes.

Pero más allá de todas estas cosas, La llave es un libro precioso que te hace querer vivir en Platelia, como dijo Laini Taylor. Es una historia que te transmite ese amor incondicional hacia las mascotas, que queda explícito en los agradecimientos de la autora en el que, claramente, los compañeros de cuatro patas tienen su propio párrafo.
Recomiendo La llave a todo aquél que le guste un mundo Narniano, aunque no deba buscarle las similitudes ya que son pocas o casi nulas; también a aquellos que disfruten de los misterios y de las mascotas. En el 2015 perdí a dos de mis compañeros perrunos que me acompañaban desde que tenía unos 7 u 8 años, y leer una historia como la de Rufus y Lin me llenó el alma de alegría.
Y secretamente espero poder reencontrarme con todos mis amigos babeantes en Platelia algún día. Ojalá a ustedes también les quede ese deseo una vez terminado el libro.