Ustedes lectores, probablemente, están pensando en el día ideal como un día soleado y con mucho calor en la playa jugando en la arena mojada con un par de raquetas playeras y una pelota de tenis o en una plaza tomando mate con sus amigos. En cambio, yo, idealizo un día con lluvia y un cielo gris constante, es por mucho mi día ideal, es la lluvia el fenómeno natural más elogiado por mis sentidos.
Sucede que personalmente me gusta cuando llueve, les explico mejor: me gusta el sonido de las gotas en el techo, mirar por la ventana y ver todo húmedo afuera, el aroma a pasto mojado que se desprende de esa naturaleza fuera de casa, pero más me atrae la lluvia cuando estoy deprimida, ¿Por qué? Porque me siento acompañada, algo en el aire me hace sentir que realmente no estoy sola. Estoy tan alejada de todo y a la vez la lluvia me abraza, me cuenta que afuera las cosas también están mal, que no todo es pasto verde y brillante, también hay charcos y barro. Es que evidentemente no todo tiene que verse vivido, brillante, seco y firme. No todo el tiempo.
Y todos preguntan ¿acaso no debería deprimirte más la lluvia? Y todos dicen “además de que estoy deprimid@ llueve” … Bueno yo tengo un caso muy particular, o tal vez aún no he sabido de nadie más que piense así. Algunas personas sienten hundirse en depresión cuando llueve y aún más si están tristes, ¿no les pasa? yo digo que no debería ser así o por lo menos yo no lo vivo así. Ven a la lluvia como un efecto de tristeza y melancolía, se reflejan en soledad y empiezan a sentir frio, ¿acaso son efectos colaterales de la luvia creados inconscientemente por las personas?
Cada uno podría sentir así a la lluvia cuando cae, nosotros podríamos limpiar nuestra tristeza como la luvia limpia el pavimento, como limpia los lomos de las vacas en el campo y los techos de los ranchos, como limpia las hojas de los árboles y como los hidrata.
Es el arte de verlo con otros ojos, es tan sanador ver llover, podría llorar con el cielo y aun así me sentiría renaciendo. Vengo a querer implementar mi teoría, ésta se basa en observar como se manifiesta la tormenta y no tener miedo de manifestarse a la par. Ella se va preparando, poniendo sus nubes grises en el cielo, amontonándose con los rayos, desatándose solo como la naturaleza sabe provocarla y luego caen las gotas, miles y miles de gotas limpiándolo todo. Así es como deberíamos ejecutar nuestros desastres anímicos, como una tormenta lo hace. Hay que dejarse limpiar, hay que permitir dejarla pasar con su debido tiempo, salir y bailar debajo, mojarse y secarse. ¿Cómo que no tenes paraguas? ¿Cómo que hay mucha humedad? ¿Vas a poner todas esas excusas? Anda y mójate el pelo y toda la ropa, no saltes los charcos, písalos, pásalos por encima, mójate la zapatilla y ensúciala con barro, agarra la bicicleta y anda a dar un paseo, pero anda despacio que está mojado el pavimento. No le tengas miedo al agua, a veces mojarse un poquito, francamente, no tiene que importar.