LA LLUVIA DE IONAH - Santiago Pajares

Publicado el 10 noviembre 2015 por De Lector A Lector @deLectorALector

Hace más o menos 10 años (madre mía como pasa el tiempo), antes de que se reeditara por Destino El paso de la hélice, había tenido la suerte de leer a Santiago Pajares, por eso cuando supe que se volvía a publicar una obra suya no pude resistirme a volver a reencontrarme con esa forma de escribir que tanto me gustó y que quería volver a disfrutar.
Dos habían sido las novelas que había leído de este escritor y las dos completamente diferentes. No sabía lo que me iba a encontrar en esta ocasión pero no dudaba de que me iba a gustar.

EL AUTOR

Santiago Pajares (Madrid, 1979) compaginó durante 9 años su trabajo como informático con la escritura. A los 23 años escribió la primera de sus cuatro novelas ("El paso de la hélice", Tabla Rasa, 2004), que tras su buena recepción fue traducida al japonés (Editorial Village Books) y le valió ser seleccionado en el Festival Europeo de Jóvenes Autores Budapest 2006.
En 2006 publicó con Tabla Rasa su segunda novela, "La mitad de uno", a la que siguió en 2009 "El lienzo" con la editorial Umbriel, confirmándole como uno de los valores emergentes de la nueva literatura española. "El lienzo" también fue editada al japonés por la Editorial Village Books.
En 2014, la editorial Destino recuperó "El paso de la hélice" que tras más de diez años desde su primera publicación despertó gran interés en el panorama literario internacional y fue editada por Hungría (Editorial Libri), Italia (Editorial Rizzoli), Brasil (Editorial Objetiva), Chino (Doing Publishing) y Ruso (Editorial AST).
Ahora vuelve con una nueva novela La lluvia de Ionah una fábula en la que nos cuenta cuenta una historia de crecimiento y superación.

ARGUMENTO

"Ionah siempre ha vivido en el desierto, nunca ha visto a otro ser humano a excepción de su madre y no sabe lo que es la lluvia. Durante años su madre le ha enseñado a sobrevivir y, cuando ésta muere prematuramente, Ionah debe aprender a vivir en soledad. Cuando Ionah se hace adulto, tendrá que tomar una decisión: en el cobertizo tiene seguridad y, más allá de las dunas que lo rodean, le esperan incontables peligros aunque también compañía".

MIS IMPRESIONES

A veces después de leer un libro que te ha producido muchas sensaciones no sabes muy bien como lo vas a poder plasmar en palabras, y se te antoja que no va a ser fácil. Eso es precisamente lo que me ha pasado a mi con La lluvia de Ionah.
Santiago Pajares ha escrito un cuento (no sé muy bien si es correcto llamarlo de esta manera) en el que vamos a compartir con Ionah pensamientos y reflexiones. También nos asaltarán sus dudas y participaremos de sus miedos.
Ionah nos va a relatar en primera persona su historia, y nos va a resultar extremadamente fácil ponernos en su piel, sentir como él siente, trasladarnos a ese trozo de desierto al que se reduce su vida y en el que vive con su madre, en el que lo único que tienen es un par de palmeras, un pozo, un pequeño huerto, rocas, las trampas con las que cazan los lagartos de cuya carne se alimentan y arena, mucha arena, tanta que no tiene fin, y aunque se suba al tejado del cobertizo en el que se resguardan por la noche y cuando se les vienen encima las tormentas de arena (otra vez arena), sus ojos no podrán ver otra cosa.
Todo lo que conoce Ionah fuera de ese espacio es lo que le ha contado su madre, ni siquiera conoce la lluvia que tan necesaria y esquiva les es. Su madre es la única referencia de lo que existe o ha podido existir fuera de ese mundo, de como eran las cosas "antes de que todo cambiara".
Porque esa va a ser la única referencia que vamos a tener de cuando transcurre esta historia, "antes de que todo cambiara". Una historia dura, de supervivencia, de búsqueda, de superación.
Una historia en la que la palabra es tan importante como elemento de comunicación y sobre todo de transmisión, porque es indispensable, y sin esas palabras que Ionah tenía que decir en alto para no olvidar el sonido de su propia voz que sonaba tan distinta dentro de su cabeza recalentada, su madre no hubiera podido enseñarle lo que necesitaba saber de lo que sucedió y porqué "antes de que todo cambiara", y para advertirle y ponerle en guardia para cuando ella no estuviera, o hasta para que pudiera reconocer objetos que nunca había visto. Y Ionah sabe que se tendrá que valer de sus recuerdos, que es algo que nadie nunca podrá quitarle.
Ionah descubrirá en su momento que necesita poner esas palabras por escrito,  plasmarlas en papel aunque sea con su propia sangre porque no tiene otra cosa con que transcribirlas. Y le resultará doloroso no sólo por la herida que tiene que hacerse una y otra vez para poder seguir escribiendo, también al recordar esas palabras de su madre, y también sufre por que ya no estén sólo en su cabeza duele y porque teme que una vez estén escritas dejen de pertenecerle y vaya a perderlas.
Pero la palabra no sólo es importante en la novela en el aspecto antes mencionado. Lo es también la forma y las palabras que utiliza Santiago Pajares para crearla, por lo que dice y por como lo dice, por lo que nos transmite y por lo que nos hace sentir. Santiago Pajares tiene una forma de escribir, que me cautivó en sus anteriores novelas, y que lo ha vuelto conseguir esta vez, sabe como atraer la atención del lector, como sembrar la curiosidad en él.
No va a ser una lectura para avanzar rápido en ella, aunque las palabras que utilice sean sencillas. Es una lectura para degustar, para detenerse, para volver sobre ella, para disfrutarla y para pensar. Es una lectura que sin duda nos va a calar y va a dejar su huella en nosotros.
Os dejo unas algunas frases que ya he colgado en Twitter y que sin duda nos hacen demorarnos en ellas ellas cuando estamos leyendo, y nos dan para reflexionar.
"Tal vez el lugar al que debes regresar no sea siempre un lugar".
"Me tengo que valer de mis recursos, que es algo que nadie nunca me podrá quitar".
"Consigues algunas cosas y tienes miedo de perderlas, y el miedo te resta coraje".
"Tener algo, perderlo, recuperarlo y volverlo a perder es mucho peor que no haberlo tenido nunca".
"Sólo se pierde aquello que no se usa".
"Debes comprender que la historia más importante siempre es la que no escribes. La que está por venir".

FICHA DEL LIBRO
FRAGMENTO