El mercado del oro responde a una lógica que puede parecer ilógica pero que continua siendo lógica y explicamos por qué:
En período de inflación es decir de arrebato monetario, donde las planchas de billetes funcionan a pleno rendimiento, la moneda pierde valor ya que la cantidad de ésta en circulación aumenta.
El oro cuya cantidad queda fija, va a ver pues su precio exprimido en moneda y sufrirá una subida fuerte. Simple.
Cuando se trata de un período de recesión, el riesgo es la deflación. La deflación es la baja del precio del conjunto de los activos debido a una contracción de la masa monetaria (disminución de la cantidad de dinero disponible).
En este caso, los inversores piensan, con razón por otra parte, que vale más mantener la moneda que oro, la cantidad de este último es relativamente fija, mientras que la cantidad de moneda disminuye, en este caso entonces la moneda se aprecia y el oro baja.
Pasó a partir de octubre de 2008 en el momento de la quiebra del banco Lehmann Brother’s.
Este período de anticipación de recesión es siempre incomodo para el particular que invierte en oro.
Sin embargo no hay que perder de vista los fundamentos económicos. Vivimos una crisis de endeudamiento.
Por definición la deuda es exprimida por ración de deuda / PIB. Si el PIB disminuye en un marco de recesión esto quiere decir que la ración de endeudamiento aumenta.
Al cabo del camino de la recesión se encuentra la insolvencia de los estados que son ya incapaces de rembolsar sus deudas.
Esta corrección del oro es sin duda una de las últimas ocasiones para volver sobre el mercado de los metales preciosos antes de la toma de conciencia general del gran trastorno monetario que viene.
Para tener en cuenta:
El oro va a aumentar gracias a la inflación si los Estados deciden poner a funcionar la plancha de billetes para pagar sus deudas.
El oro va a aumentar porque la recesión hará insolvente los estados que no podrán rembolsar sus deudas.
El solo caso donde el oro podría ser perdedor sería en caso de un retorno a un crecimiento sostenible, fuerte, y perenne.
Y nosotros no vamos por ese camino.
Por: Charles Sannat