Por si hiciera falta, vale aclarar que nadie pretende asignarle a la víctima una responsabilidad que la exceda. Se trata de concientizarla sobre la necesidad de conocer sus derechos y de abandonar el rol pasivo que contribuye a la reedición del abuso soportado.
En este artículo publicado semanas atrás Giberti explica que, del total de víctimas atendidas por violencia doméstica, ”entre el 35 y 38 % solicitan auxilio, pero se oponen a denunciar a pesar de las horas que pasamos con ellas para explicarles la importancia de la presentación formal”. En el mismo escrito, la coordinadora del mencionado programa distingue “dos universos” de mujeres que llaman al 137: las que solicitan auxilio para instalar una denuncia y las que sólo lo reclaman para que el golpeador interrumpa sus ataques.
“Nuestra actividad las acompaña mediante un seguimiento técnico que puede durar hasta diez días, pero nuestra tarea se limita a la urgencia y emergencia”, prosigue Giberti. “Después sucede lo mismo que en todos los países con registros de violencia familiar: la víctima sobrevive como puede”.
Distinto es el caso de los delitos sexuales. En esta entrevista concedida a la revista Coincidimos y replicada en julio pasado por el Diario de Argentina, Giberti señala una mayor tendencia de las víctimas a sostener sus denuncias, que se refleja en el 85 % observado durante el primer trimestre de 2010 (la constatación confirma cuánto más compleja resulta la defensa de la agresión en la intimidad del hogar que la de aquélla sufrida afuera).
“Si querés seguir ocultando la verdad, es porque pensás que el problema es sólo tuyo. Sin embargo, si hay violencia familiar en tu casa y querés pedir ayuda, el problema es nuestro”. Así reza el encabezado del segundo folleto que ilustra este post, y que distribuye Presidencia de la Nación.
El paso de la segunda persona del singular (tuyo) a la primera del plural (nuestro) es otro recurso semántico para concientizar a las víctimas de violencia doméstica sobre su derecho a solicitar ayuda institucional y a defenderse contra (y no de) el hombre que en la casa es un agresor serial.
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PD. Post relacionado.