Las mujeres han sustituido a los obreros y campesinos como clientela preferente y público objetivo. La mujer, espoleada por el feminismo radical socialista y comunista, se está mostrando débil y cede fácilmente a las mentiras del poder. Al haber estado injustamente sometida en el pasado, es hoy sensible al odio, a la venganza y proporciona votos, mientras el enfrentamiento de la mujer con el hombre alimenta el caos y la destrucción que las izquierdas siempre añoran porque en el dolor, la pobreza y la violencia encuentran sus sucios caladeros de votos.
El "caso Rubiales" es un ejemplo de éxito mundial de la estrategia socialista del odio al hombre. Han puesto en marcha todas las calderas de la propaganda, siempre bien engrasadas con dinero público, extraído al pueblo a través de los impuestos, y han conseguido que un beso entusiasta y espontáneo de compañeros se haya convertido, gracias a los sicarios de la izquierda, en una grave agresión sexual, recogida estúpidamente por gran parte de los medios de comunicación de España y del mundo, muy dañados en su capacidad de discernir que es verdad y que es mentira por culpa del dinero publicitario y la intoxicación constante de las izquierdas en los ámbitos de la cultura, la educación y la información.
De manera irresponsable, con altas dosis de maldad intrínseca y sin salirse del guion básico de expandir el odio, los socialistas y los comunistas españoles han convertido a Luis Rubiales, que mas bien es un tontaina arrogante, en un monstruo y a la débil futbolista Jenni en una víctima del machismo devastador.
No les ha importado que su montaje de odio apagara el gran éxito de la selección femenina, ni han tenido en cuenta que Rubiales era un progre de su banda, hijo de un alcalde socialista y amigo de Pedro Sánchez, La tarta del odio era demasiado suculenta y la izquierda vengativa no podía renunciar al festín.
Puro odio comunista, herramienta que usa la tiranía roja para destruir el mundo que tenemos y poder construir sobre sus cenizas su tiranía roja de siempre, la que fracasó en la URSS, la que tuvo que levantar un muro en Berlín para que su gente no escapara, la que está matando de miseria, hambre y esclavitud a los desgraciados cubanos.
Las leyes que penalizan al hombre en sus enfrentamientos con la mujer son parte del montaje de la "lucha de sexos" y del odio marxista, utilizado como bayoneta. Las denuncias falsas por agresiones sexuales, los premios a las mujeres que denuncian a sus parejas y otras suciedades convertidas en leyes por los socialistas españoles también forman parte de esa nauseabunda y perniciosa lucha de sexos que el marxismo está utilizando para destrozar el mundo que conocemos y esclavizarnos a nosotros.
Francisco Rubiales