La Luna en el papel

Publicado el 19 marzo 2019 por Carlosgu82

¿Ignoro cuanta alma cuesta este verso?
El cielo, vacío, espera la eternidad…
copa de mal que llena la conciencia.
¿y la belleza no apela a tu cúpula,
tribunal circular de antiguo llanto?
¿No se insinuó el odio en tu esfera,
repulsión del espíritu que te arrojó al movimiento?
Ser ciego para ver que el cosmos es alma;
Fui ceniza que recuerda que fue carne:
¿No se come tu Esfera la noche
como las lágrimas oxidan y disuelven el mundo?
Se pudre tu luz en mi garganta,
y eres la Nada más alta que nos observa.
Pueblo del miedo más alto,
Casi bello, casi objetivo, casi existente:
Eres Cima de terrores alejados:
Vomitas el esplendor de lo que el alma
encerró en tu caída menstrual,
diamante hecho de cisnes abrazados:
Confiesas a los exiliados de la mente;
encierras la salud de la razón;
Preservas arquetipos peligrosos
que de tocar la tierra, de donde procedieron,
resucitarían el barro en tiempo esférico,
y la Muerte sería un reloj soñado por el cielo,
cuando aún eras fuego anímico calculado por la Física…
Eres exactitud del pánico que enciende el mar
con certezas fúnebres subidas desde el mármol.
Tu estar me recuerda el día preciso de mi muerte…
¿Estarás enrolada en la causa de tus 28 como ahora?
Tu luz cesárea y capital….
Tu hueso se abraza a la ceniza de tu luz,
y disparas al adjetivo que te busca y están sus restos en tu ahora.
Intento fijarte a la noche.
Clavarte a lo oscuro y que sangre leche de perennidad la herida que te circunde. Fijarte es destruirme.
Dejarte libre no encadenarte al verso…
¿Qué será de mí por tu causa?.
Esta luz, este mármol tuyo que va creciendo oblicuo a mi ciprés
¿Es mío, es repetible?
¿Se mezcló mi mortalidad con tu brevedad en el abdomen fuerte de tu siempre?
¿Se morirá la luna de todos en mi muerte única?
No veo entonces la luna,
veo mi fin alto, mi muerte clara, el firmamento sin la herida de mi salud final.
Si te viera, me olvidaría y te sentiría mineral,
inconsciente hecha de tenues catástrofes sucesivas.
Sé que no eres hermosa,
que eres harina volátil que devora menstruaciones,
carroñera lívida del esplendor.
Sé que mi sangre fría incendiará tu altura:
derramas clavos sin cuerpo para mi féretro increado.
Te recordaré luego, te recuerdo siempre…
¿cuántas lunas destruidas envaina una sola luna recordada?
Sólo quemas con lentitud cruel los despojos infantiles del tiempo siempre nuevo.