Como aficionado a la astronomía y la fotografía desde chaval La Luna siempre me ha llamado la atención, el problema era que mi bajo presupuesto no me ha permitido nunca hacerle buenas fotos y cuando he logrado alguna la he desechado; esa foto estaba desenfocada, me decía.
Bien, esta foto que les muestro, tomada el día 22 de septiembre de este año, a las 02.52 horas, no es para desechar si no para meditar. Está realizada poniendo la cámara, una Samsung WB350F, de 21 aumentos ópticos, en modo manual, sin programa alguno o tratamiento de la fotografía. Tan solo la he recortado a lo esencial y reducido su tamaño para poder ponerla en el blog.
Miren bien: Un foco de luz blanco nuclear proyecta una imagen, la imagen que tenemos de La Luna, de cómo es La Luna; la idea que tenemos del satélite. Es eso.
Al invertir la fotografía se hace aún más evidente. Lo que llamamos La Luna es un orificio en el espacio que proyecta una imagen, el satélite con sus montañas y valles. Hagamos más pruebas con la foto.
Jugando con la saturación, el tono, y otras cualidades de la fotografía con un programa de edición se va haciendo más evidente lo que afirmo: el satélite proyecta más luz de la que sería lógico al reflejar la energía que le llega del Sol; su atmósfera es muy escasa según nos han contado, ¿cómo es que produce tanta luz?. Y proyecta una imagen; mi cámara y mi pulso no da para más. Es una foto tirada a pulso.
Si pasamos la foto a blanco y negro esto es lo que nos muestra. un gran foco de luz, algo que me hace recordar a los focos que se utilizan en cine y fotografía profesional.
Simulando haber tirado la foto en el espectro infrarrojo el resultado es el mismo: un gran foco luminoso.
Saturando ese foco al máximo se ve mejor el truco cinematográfico, holográfico, o como lo queramos llamar.
Algo me dice en esta foto que esta realidad que tomamos por cierta tiene mucho de proyectada. Como si La Luna fuera en realidad un inmenso proyector o conjunto de proyectores que arroja sobre nosotros lo que necesitamos ver, lo que nos han hecho creer, lo que nos siguen imponiendo como "verdad", y no es más a fin de cuentas que una proyección tipo cinematográfica a la cual nosotros asistimos como espectadores.
Les muestro a continuación un vídeo que realicé justo a continuación de la fotografía. Como tengo un pulso tan malo yo intentaba contínuamente que la imagen proyectada coincidiera con la luminosa, ese gran foco, y el resultado es que me aparecen: ¡tres lunas! Como si dentro de ese inmenso foco blanco hubiese un satélite de menor tamaño que proyectara todo lo exterior.
Observen bien y con atención, se oyen los perros y la gente que pasa por la calle a esas horas, el barrio en el que vivo no es muy silencioso que digamos.
¿Conocen la historia del dios Sin? esta deidad era muy popular en la zona que los romanos denominaron Palestina hace milenios, era el Dios Luna, Sin; en masculino, diferente a la Selene, femenino, de los romanos. Como eran tan permisivos con las deidades ajenas ese culto persistió hasta los tiempos de Cristo, su símbolo era la media luna, y fue adoptado como propio por los cristianos especialmente del norte de África.
Después también fue adoptado por los seguidores de Mahoma, llegando al absurdo que cuando estos invaden Hispania derrotando al ejército visigodo la media luna era el signo distintivo tanto de cristianos como de musulmanes, y lo utilizaban en sus templos, mezquitas y tumbas. Tendrían que ser los ástures y cántabros que se revelaron contra el dominio califal árabe los que tomaran el signo de la cruz para diferenciarse de los invasores. La secta crucífera, les llamaban los mahometanos.
Yo he visto tumbas visigodas, como por ejemplo estas que se conservan en el Museo de la ciudad de Burgos, en las que se ve claramente el signo de la media luna. Incluso he visto algunas tumbas en las cuales, tal vez siglos después, alguien borró la media luna y realizó una torpe cruz encima para indicar que los allí enterrados no eran moros sino cristianos.
La Luna lleva milenios interviniendo en la historia humana, y digo bien: humana, por que los animales no ven La Luna como la vemos nosotros, con todos esos valles y montañas. ¿Por qué? Tal vez sería bueno que fuéramos descubriendo alguno de los secretos del satélite, de su propósito y funcionamiento, por el bien de todos, de toda la humanidad.
Luminosos deseos para ustedes.Daniel Paniagua Díez