¿A dónde acabas de llegar, a Jerusalén? ¿A Ispahán? ¿A Persépolis? ¿Estamos en Damasco?
¿Acoge Córdoba a Creta, a Tebas?
Parece que está ahí. Pero puede ser mentira.Córdoba no acaba de conocerse jamás. Ay esa Córdoba, que las nubes hacen lejana, lejana, lejana. ¡Ay esa Córdoba que cuanto más lejos, más dentro se adentra colina abajo de la sangre, dunas arriba de la frente, pasando siempre por el corazón!Antonio Enrique
*¿Cómo explicar a un ciego la Mezquita? Le diría piensa en la luz, ¡habítala! Y el ciego contestaría: cómo.
Traté de captar la Luz
… pero no, no es esta la Luz de la que habla el poeta… Luz habitada
He perdido la cuenta de las veces que te he visitado. Siempre, la misma sensación, me esperas. No he reparado en ello, pero en esa columna quizás este la huella, la caricia de cada encuentro, es, la necesidad de tocarte. Y es tu generosidad la que me descubre siempre un detalle, el equilibrio imposible, la medida exacta y que lo más sencillo, es lo más difícil.
Una visión imborrable: Ese día, los últimos en salir fuimos el vigilante y yo, fueron unos segundos nada más, al volver la cabeza te vi despojada de la artificiosa iluminación, te encontré cómo de andar por casa, es cuando… lo sé, vi tu Luz, tu invisibilidad.
Tiene razón el poeta: “Córdoba no acaba de conocerse jamás” La Mezquita tampoco.