Menos mal que los niños pasan de las palabras (a los hechos). Anoche soñaron otra vez con Messi. La M es de Messi. La otra M pertenece al sector marrullero, mafioso, mezquino, manipulador, que abunda en ambos bandos. Los niños han vuelto a la play mientras sus mayores se enzarzan en la gresca sin fin alimentada por una mancha de mediocres que colman el saco de la misma porquería con diversos nombres, ya sabe, no merece la pena mentarlos, los protagonistas de esta basura mediática. Dos goles hablan solos en medio del ruido, la noticia grita, insulta, injuria, calumnia que algo queda, y el comentarista dice algo impactante pa seguir la bola. La pelota es de Messi. Por ventura, los niños no saben que nos han vendido un doce contra doce con cero a cero en el horizonte orquestado, no conocen el odio y el rencor que todo lo rodea, ya tendrán tiempo de recibir negros ejemplos de la gentuza mayor. Messi es su espejo. Cincuenta goles en su haber. También lo es Casillas, mil paradas y ni una palabra contaminada. Cuidado, que los niños pasan de las palabras que retratan y delatan, pero no olvidan los hechos. No olvidamos a Cruyff, ni a Beckenbauer, ni a Mágico González, ni a Carvallo, ni a Maradona, ni a Sócrates, ni a Del Piero, ni a Platini, ni a Francescolli, ni a Gárate, ni a Zidane, ni a Hugo Sánchez, ni a Luis Pereira, ni a Kempes, ni a Futre, ni a Butraguerño, ni a Kiko, ni a Deyna, ni a Messi y los locos bajitos.