La madre. Máximo Gorki

Publicado el 21 noviembre 2012 por Mientrasleo @MientrasleoS


     "Cada mañana, entre el humo y el olor a aceite del barrio obrero, la sirena de la fábrica mugía y temblaba. Y de las casuchas grises salían apresuradamente, como cucarachas asustadas, gentes hoscas, con el cansancio todavía en los músculos. En el aire frío del amanecer, iban por las callejuelas sin pavimentar hacia la alta jaula de piedra que, serena e indiferente, los esperaba con sus innumerables ojos, cuadrados y viscosos. Se oía el chapoteo de los pasos en el fango. Las exclamaciones roncas de las voces dormidas se encontraban unas con otras: injurias soeces desgarraban el aire. Había también otros sonidos: el ruido sordo de las máquinas, el silbido del vapor. Sombrías y adustas, las altas chimeneas negras se perfilaban, dominando el barrio como gruesas columnas."
     Tengo una cierta tendencia a recaer en libros de corte amargo, que no hablan de felicidad y placidez sino que cuentan historias duras, de esas que forjan el carácter por obligación y dejan cicatrices en el alma. Ese tipo de historias. Por otro lado huyo de aquellas que contienen demasiadas consignas políticas, de forma directa o encubierta, no me gusta y me cuesta hacerme con ellas. Por eso de entrada dudaba ante este libro. Hasta que un día, no recuerdo en dónde leí: No conozco personaje más limpio que una madre, ni corazón con más capacidad de amar que el corazón de una madre. Hablaban de este libro, así que me decidí. Hoy traigo a mi estantería virtual, La madre.

     Conocemos  a Pelagia, una mujer rusa perteneciente a la clase obrera que vive bajo la férrea mano del marido y del régimen. Al enviudar su hijo empieza a sentir ansia por saber, ansia de revolución y a demostrarlo ante su madre. Ella no entiende esta necesidad, ha vivido de una forma y teme el cambio y las consecuencias que pueden tener y tienen buscarlo. Sin embargo es su hijo, y eso hace que se esfuerce y abra las puertas de su casa a este cambio mientras lucha por abrir también las puertas de su mente. A fin de cuentas, es su hijo.
     Alexei Maximovich Petrov, usó de seudónimo Máximo Gorki. Eso ya nos debería de dar una pista, Gorki significa amargo, y así es su texto. Al menos en esencia al tratar las desigualdades abismales de la sociedad. A través de un libro sencillo, un vocabulario igualmente sencillo y unos personajes apoyados en apenas unos pequeños trazos físicos entramos en esta historia que comienza con la sirena de una fábrica. Vamos conociendo a esta mujer, esta gran mujer que nos va ganando el terreno poco a poco a medida que avanzamos en la historia. Pero no sólo eso, sino que somos testigos de excepción de un momento crucial en la historia rusa, estamos viviendo  un cambio social que dará pie a una revolución, y lo hacemos a través de la experiencia y los ojos de Pelagia. Este libro, referente de la literatura rusa para crítica y lectores, nos aporta un testimonio de excepción. Asistimos a la vida gris de esta familia y al cambio, vemos al hijo leyendo, buscando su verdad hasta terminar contactando con revolucionarios y participar de su movimiento con el riesgo que ello entraña. Una época en la que este tipo de ideales terminaban, en el mejor de los casos, en el destierro. Y ahí es donde Pelagia es puesta a prueba, no lo entiende, no comprende esa lucha en la que su hijo se mete, pero es su hijo y tiene que apoyarlo de alguna manera. Poco a poco empieza a escucharlo mientras admite la revolución en su casa, y empieza a comprender que tal vez no sea tan malo buscar ese cambio.
     Por encima de la lucha, de la condena social, de las ideas revolucionarias, es un libro conmovedor. Un libro en el que una madre lucha por entender la actitud de su hijo, una mujer que empieza siendo una vieja de cuarenta años y a la que vemos crecer en un libro que resiste el paso de los años con firmeza. Se llega al final con interés en la historia de Pelagia, buscando saber la opción que tomará el autor, sólo vemos dos posibles y tenemos clara nuestra apuesta... y nos encontramos con un final espléndido que nos retumba en el cuerpo durante días, porque no es una historia sencilla. Ni bonita. Hoy traigo un clásico reciente con un claro mensaje social y político,  pero también con uno de los protagonistas que más interés han causado de la literatura rusa. Como sucede con estos libros ha sido tantas veces alabado como criticado, pero muchas veces esta diferencia de opiniones tan extrema hace que un título nos interese aún más.
     ¿No os sucede que los libros que provocan reacciones encontradas os atraen más que aquellos que son de aplauso unánime pero sin entusiasmo?
     Gracias