La magia de González Pons

Publicado el 07 septiembre 2011 por Jackdaniels

La contundencia de esta crisis está posibilitando la ambigüedad e incluso la contradicción flagrante en los mensajes que los políticos lanzan a diario a una ciudadanía que ya no sabe a quién creer y, lo que es peor, que ha perdido toda esperanza de encontrar a un dirigente que sepa con toda certeza lo que ha de hacer para sacar al país de la dramática situación por la que a atraviesa. Y todo esto a tan solo tres meses de tener que decidir con su voto quién será el encargado de dirigir los designios de esta nave cada vez más próxima al naufragio.

El Partido Popular, inmerso en la raigambre de la rebaja de los impuestos como motor de la economía –por mucho que Zapatero jurase y perjurase que bajar impuestos también era de izquierdas- debate en estos momentos el acometer una gran reforma fiscal para combatir la caída de ingresos. Se supone que la intención es recaudar más dinero, algo que ya de por sí situa la medida fuera de la ortodoxia conservadora.

Pero lo más curioso de todo es la explicación que ha dado González Pons, vicesecretario de Comunicación del Partido Popular, ha dado a este “objetivo” prioritarios del futuro gobierno popular, mediante el que pretenden crear tres millones y medio de puestos de trabajo durante la primera legislatura. Se trataría de "reorganizar su sistema fiscal para que, sin subir los impuestos, se redistribuya la carga" para que la clase media no soporte la mayor parte del peso impositivo.

Si hay que ingresar más y, a la vez, redistribuir la carga impositiva, querrá decir que existe quien paga menos y se está escaqueando demasiado de la sacrosanta labor de mantener el país. Y, si no son las clases medias, que ahora soportan la mayor carga impositiva, ¿se refiere Pons a los empresarios, banqueros y las grandes fortunas? Porque a mí no se me ocurren otros.

La medida pretende la creación de un millón de nuevos empresarios, que serían los encargados de crear cada uno 2,5 puestos de trabajo, lo que daría al final la cifra redonda de los tres millones y medio de puestos de trabajo prometidos.

Pero existe un problema añadido: crear un millón de empresarios cuesta una pasta. Pons ha reconocido que en España hay “poco” dinero, pero que el que hay es mejor que lo tengan los empresarios, porque "si lo tiene la administración, no se crea empleo. Si lo tienen los empresarios, crean puestos". Luego se deduce que el dinero para la creación de los empresarios lo pondrá la administración.

Cómo se cuadra esto con el pretendido aumento de ingresos. Supuestamente con los impuestos que pagarían esos nuevos empresarios y trabajadores, no se me ocurre otra manera sin florituras de magia. Se da por hecho entonces que las subvenciones para la creación del nuevo batallón empresarial serían infinitamente menores que las aportaciones impositivas de los supuestos beneficiarios. Algo que sin el boligado concurso de la magia se me antoja bastante improbable.

Claro que Pons de magia sabe un rato.