Para nosotros, como mamíferos que somos, la lactancia materna debería de ser algo natural, nadie se debería de meter en ese tema y nuestros hijos mamarían sin problemas ni reproches hasta que ellos decidieran, y así ha sido durante millones de años, pero la desinformación y la sociedad que hemos creado desde hace unas décadas hasta la actualidad ha ido convirtiendo la lactancia materna en un tema casi tabú, hemos desnaturalizado un acto tan natural y normal como que una madre amamante a su hijo cuando y donde quiera.Amamantamos para alimentar a nuestros hijos y como signo de amor, de respeto y de protección. Dedicamos toda nuestra vida a ayudarlos a crecer como deseamos y la lactancia juega un buen papel en esa ayuda. Pero a veces no nos es tan fácil como debería ser.Cuando esperamos nuestro primer hijo, como madres primerizas que somos, nos inunda un mar de dudas: -¿Seremos capaces de cuidar de nuestro hijo, nacerá sano, podremos dar el pecho…?-. Buscamos toda la información que podemos sobre crianza, lactancia y maternidad, leemos decenas de libros sobre el tema y buscamos información en Internet, pedimos consejo a nuestros familiares y amigos, al pediatra…y a veces obtenemos tal cantidad de información de todo tipo que nos hacemos un verdadero lío y terminamos peor que estábamos. Nos encontramos ante una enorme bola de buena y mala información y no sabemos cual tomar como válida ni cómo actuar.Unos dicen que se amamante a demanda, otros dicen que sí, a demanda, cada cuatro horas, otros que cinco minutos en cada pecho ( ¡no más!, que se empacha), otros que mamar es malo, ¡con todos los nutrientes y potingues que le añaden a la leche de fórmula!. Unos te dicen que debes de poder mamar donde precises, otros, te venden artilugios y cachivaches para que te tapes mientras amamantas a tu hijo, no vaya a ser que se te vea un trozo de teta…unos dicen que ni chupetes ni biberones, otros te envían incesables muestras y promociones para que los uses, pues es lo mejor, la última tecnología, lo más parecido al pezón materno….entonces, ¿para qué los queremos si tenemos pezones de verdad?, en fin…podría seguir así casi infinitamente así que lo dejo aquí y prosigo con el tema.Nace nuestro hijo y ya en el mismo hospital a veces te ponen todas las trabas del mundo para que amamantes (no es mi caso). Conozco a una chica que dio a luz en un hospital donde publicitan que son amigos de la lactancia, la promueven y aconsejan… cuando fui a verla al hospital me encontré con que en cada habitación había junto al recién nacido un biberón de manzanilla o glucosa (toma apoyo a la lactancia). Esos que tanto promueven la lactancia le dijeron a esta chica que se olvidara de amamantar, que con esos pezones… otros les ponen un chupete junto a la cuna (es un regalo, hombre, encima…), otros, simplemente les dan biberones sin preguntar si quieres amamantar, te dan el alta y resulta que en algunos casos nadie se ha preocupado por la lactancia. Luego llegas al pediatra y depende de quien te toque la cosa va a peor. Al principio, si va bien de peso nadie se mete, pero como adelgace un solo gramo porque ha estado malito o simplemente una semana haya ganado menos peso ya te animan a que vayas abandonando la lactancia materna y te pases al biberón, (pobrecito, que mala madre eres, lo estas mal alimentando dándole el pecho). A mí me pasó un día que cuando mi hijo cumplió los seis meses no quería tomar cereales y aborreció el biberón, pero su teta no la cambió por nada. En la visita al pediatra lo comentamos en plan anécdota y me dijo: -Bueno, si no quiere cereales dale un biberón de leche- a lo que yo respondí que ya tomaba pecho. El pediatra no dudó en contestar: - Si…pero el niño no se puede quedar sin comer-. Esto lo dice todo…Y si a todo esto le sumamos que no sabemos qué hacer, nunca antes hemos sido madres y estamos perdidas, en la mayor parte de las ocasiones la lactancia fracasa estrepitosamente.Y por si todo esto fuera poco nos encontramos ante una sociedad que no termina de aceptar la lactancia como algo natural en el ser humano. Lugares públicos que te llaman la atención por amamantar a tu hijo, y otros donde te miran mal (la mayoría, para qué engañarnos). Familiares y amigos que te incitan y aconsejan para que dejes de lactar, intentan convencerte de sus convicciones en contra de la lactancia y te dicen que la dejes sin ninguna duda.Yo he tenido que soportar malas caras y todo tipo de comentarios. Y la tan machacante pregunta: -Ah, pero, ¿es que todavía le das la teta?-, en un tono cuanto menos irritante. Otros del tipo, -¡Qué suerte tienes, serás una vaca, porque a mi se me fue la leche en seguida!-. Comentarios salidos de contexto como : -va a ir a la mili y seguirá enganchado a la teta- están a la orden del día, otros te “aconsejan” que dejes de amamantarlo por vuestro bien, que si no se malcriará, otros te dicen cosas como –claro…mientras siga con la teta estará enmadrado, flaco favor le haces-. Otros te dicen que se tiene que acostumbrar a la leche normal si no nunca dejará la teta, otros que, muy bien, que le de teta, pero que cuando me quede embarazada la deje pues si no luego le quitara la leche a su hermanito…o que abortaré…en fin, un sinfín de comentarios fuera de lugar creados en su mayor parte por la ignorancia y la falta de información sobre el tema y en parte porque, sobre todos nuestros padres, toman como válidas esas pautas que le dieron a ellos con nosotros, pero por suerte la cosa está cambiando.Todo esto está llevando a muchas madres a abandonar la lactancia prematuramente. Yo por suerte soy cabezona y nadie puede con mis ideas pero…a veces comprendo perfectamente la situación de las demás, ya que la presión a la que nos vemos sometidas es enorme, por eso desde aquí quiero apoyarlas a todas y decirles que el mayor consejo es dejarnos llevar por nuestro propio instinto, confiar en nosotros y en la capacidad de nuestros hijos por pequeños que sean, nuestra propia naturaleza nos dirá cómo hacerlo y si aún así se nos plantean dudas buscad un grupo de apoyo a la lactancia en vuestra ciudad que hay muchísimos donde las madres nos ayudamos con nuestras experiencias.
A cambio de todo esto obtendremos una lactancia plenamente feliz.