Tras un inicio de campeonato terrible en el que Finlandia perdió por 8-1 frente a la anfitriona, los de Raimo Helminen supieron levantar la cabeza gracias a las victorias frente a USA, Dinamarca y la República Checa, para así asegurarse la 2ª plaza del grupo.
El cruce de cuartos resultó ser más complicado de lo esperado. 8-5 frente a una rocosa selección eslovaca que jamás quiso tirar el partido. La victoria mandaba a los finlandeses a unas semifinales contra los grandes rivales, los suecos.
Y todo pintaba de maravilla. Aunque los suecos se mostraban superiores y mucho más enteros, Finlandia se puso 2-0. Suecia recortó diferencias y, a falta de un par de minutos para el final del encuentro, Aittokallio, una de las sensaciones del torneo y todo un seguro de vida en la portería, cometía un error a la hora de despejar un puck en la zona de la portería. Y Suecia no perdonó. 2-2 y el partido se iba al tiempo extra, en el que cualquier equipo pudo ganar, aunque los finlandeses reclamaron dos sanciones prácticamente consecutivas (Tripping y Too Many Men on Ice) que los árbitros no señalaron.
Con empate se llegó a los penaltis, y con una ventaja de 2-1 para Suecia era el turno de Mikael Granlund, que en aquel momento lideraba la tabla de anotadores del Mundial. Si marcaba dejaba a su selección con vida, pero si fallaba los suecos pelearían por el bronce.
Granlund se preparaba para realizar un movimiento a los Datsyuk de los que tantas veces ha usado cuando la peor de las suertes se le echó encima. El puck se le quedó atrás al inicio del movimiento y el partido se había acabado. Finlandia estaba fuera de la lucha por el oro.
Y el bronce no iba a ser nada fácil. Nada más y nada menos que Canadá, los anfitriones que habían endosado un doloroso 8-1 en el primer partido. Además, venían enrabietados tras perder su semifinal ante Rusia, quien llegó a liderar el partido por 6-1. Eso y, todo hay que decirlo, lo enormemente caseros que fueron los árbitros fueron suficiente para que Finlandia se quedara sin su merecida medalla. 4-0 para Canadá y fin de la historia.
Aún así, los finlandeses deben estar satisfechos por el torneo realizado. Mikael Granlund entró en el line-up ideal del Mundial sin haber brillado como muchos esperaban. Y además de él, Sami Aittokallio y Jani Hakanpää completaron una participación fabulosa en un Mundial en el que Alexander Barkov, con su gol ante Eslovaquia, se convirtió en el jugador más joven de la historia de los WJC en marcar, batiendo la marca del mismísimo Sidney Crosby.