La trituradora de técnicos
Comoaficionado atemporal y desmedido, desde muy pequeño, los entrenadores de fútbolme han generado sentimientos agridulces y contradictorios. Sentimientos dedifícil conexión, debido a las abismales distancias de sus génesis. Es muydifícil de explicar; por un lado he llegado a sentir rabia cuando heconsiderado que no acertaban con un cambio o con una alineación, y por otra handespertado mi compasión cuando los he visto contra las cuerdas, tras una malaracha del equipo en cuestión. En cualquier caso, a lo largo de los años, hecomprendido que se trata de una profesión a ratos injusta, porque en un soloinstante pierden todo el protagonismo; desmedida, porque habitualmente se lesconsidera, y consideramos, como únicos responsables de todos los males;errante, sin una dirección fija que escribir en el remite de la carta; ygenerosa temporalmente, cuando se está en activo, y en categorías de ciertonivel, ya que el salario es superior a la media del resto de trabajadores.