“He estado en el infierno y he vuelto” escribía Louise Bourgeois, una de las mayores artistas de la historia del arte. Y le creemos, no hay más que ver sus trabajos emotivos, complejos, retadores, siempre vinculados con la teoría y práctica psicoanalíticas.
Precisamente esta Mujer, que hizo terapia durante más de treinta años, alimentó el acto creativo con los traumas, tristezas y torturas de su inconsciente. A su manera exorcizó demonios personales y logró canalizar los sentimientos negativos para sobrevivir, quizás por eso aseguraba que “El arte es garantía de cordura”.
La gigantesca “Maman” de bronce, hierro y mármol es un diálogo mudo entre Louise y la autora de sus días. Al parecer, ambas fueron víctimas del padre de Louise, tiránico mujeriego de temperamento explosivo que solía burlarse de ellas en público.
Esa “Madre” paciente y diligente, que toleraba infidelidades y "adoraba las alfombras limpias, los parqués brillantes y el servicio doméstico” no alcanzó a conocer la obra que su hija le dedicó. Falleció en 1932 y su muerte impulsó a Louise a estudiar arte, a redimensionar el amor, ¿a perdonar?
“No olvido ni perdono, es el lema del que se alimenta mi obra”
"Mis obras son una reconstrucción del pasado. En ellas el pasado se ha vuelto tangible; pero al mismo tiempo están creadas con el fin de olvidar el pasado, para derrotarlo, para revivirlo en la memoria y posibilitar su olvido"
En todo caso, la genial escultora teje junto a su “Mamá” complejas emociones ante nuestros ojos. Por un momento esa araña amenazante parece querer abrazarnos, con cariño maternal, por supuesto.
Fuentes:
. “Louise Bourgeois: el retorno de lo reprimido” Fundación Proa. Louise Bourgeois' Spider: the architecture of art-writing - Mieke Bal
. Wikipedia (enlaces en texto)
. Imágenes propias.
. Imagen Louise Bourgeois internet.