La manera de recogerse el pelo (iii)

Publicado el 28 abril 2010 por Hache

Las tres últimas poetas que pudieron estar presentes en la presentación de la antología 'La manera de recogerse el pelo. Generación Blogger' fueron
CRISTINA MORANO
LA MANERA DE RECOGERSE EL PELO
xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxPara Adriana Torres y
xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxla familia Ruiz-Funes

"La contabilidad macabra se refiere también a los despojos anatómicos o suntuarios de los sacrificados, aprovechados con fines crematísticos. Se utilizaron las cabelleras de treinta y dos mil mujeres para telas de butacas. Se vendieron las aplicaciones dentarias de oro. Se enajenaron los trajes de cien mil niños. Según balance de 3 de febrero de 1943, el campo tenía una reserva de 178 millones de reichmarks."
Extracto del libro de contabilidad del campo de Auschwitz, citado por Mariano Ruiz-Funes (ministro de Justicia con Azaña), en sus artículos de los años 50, en el exilio.
"No parece haber esencia en la manera de recogerse el pelo."
Concha García

Iré a cortarme el pelo pronto
porque me llega por la cintura
y estoy cansada ya de cepillarlo,
lavarlo, darle brillo; total, para llevarlo
recogido o metido en un sombrero.
Mi madre lo verá y muy enfadada
lamentará mi pelo perdido, lacio y negro,
"así se lo cortaban a las pobres
reclusas en la guerra", decían las abuelas.
Se lo cortaban por los piojos
y las melenas sanas las vendían
para hacer tela o trenzas para las Dolorosas;
y esto se repite en todos
los campos de concentración del mundo,
prisiones, sanatorios, en Auschwitz y en Polonia.
Es tan fácil cortar unos cabellos,
tan sencillo, hasta el aire los levanta
sin esfuerzo, la mínima tensión
los encanece.
xxxxxxxxxxxxxMe he sentado
en la peluquería unos minutos
y sólo ha sido un baile de chasquidos,
un leve contoneo alrededor
de mi cabeza y ya soy otra.
¿Lo hicieron de igual modo entre los nazis?,
¿utilizaban un recogedor
para barrer el pelo o trasladaban
con mimo las oscuras madejas a los cestos
que luego eran vendidos
a tejedores y mueblistas?,
¿lo llevaban peinado y liso en trenzas
o enmarañada como burda lana?,
¿y a cuánto se vendía?
Estaban tales cuentas en los libros del campo,
la contabilidad macabra de los sacrificados.
Quizás todos nosotros debiéramos leerlos,
conocer esos números antes que los discursos,
saber que allí la muerte no fue sólo una infamia
sino también un rédito y un método,
que no sufría el presupuesto
de la nación por cámaras, ni por desplazamientos,
pues eran de valor las cabelleras,
la manera de recogerse el pelo
las mujeres, rapadas, de pie frente a los gases.
Y estaban nuestros nombres en las listas.
ANA PÉREZ CAÑAMARES
HIJO MÍO
Que soy libre, me dicen.
Pero si quisiera tener otro hijo
tendría que llevarlo al Banco de la esquina
porque suya es mi casa.
Mi niño llamaría padre al director
y madre a la cajera
aprendería a andar con una silla de oficinista
dormiría en un cajón del archivador
y yo sólo sería un pariente lejano
que le sonreiría desde mi puesto en la cola.
Me pasaría de vez en cuando con la excusa de ampliar la hipoteca
sólo para ver qué tal me lo crían
cómo le afecta el aire acondicionado
si sabe poner un fax
y si el director le regala un juego de sartenes
por su cumpleaños.
DÉBORAH VUKUšIć
CUENTO CUENTOS
cuento cuentos
me cuento cuentos a mí misma
cada noche
para recordarme la ilusión que perdí
los niños quieren que les lean el mismo cuento
una y otra vez
se lo aprenden de memoria
y cuando los padres se equivocan
o se saltan algún párrafo
para agilizarles el sueño
los recriminan y piden que vuelvan atrás
así se cambian los roles
y son los niños
quienes dicen a los padres
lo que deben hacer o decir
cuento cuentos
me cuento el mismo cuento cada noche
para decirle al futuro
cómo tiene que ser
P.D. Y ahora hagan el favor y acérquense a su librería habitual y soliciten un ejemplar del libro...