La mano del masón que mece la cuna. 1ª parte

Por Mauriciojaviercampos @mauriciojcampos

Roque Pérez, como ícono de la cultura masónica argentina.
Descripción:La guerra de los Supremos Consejos y Grandes Orientes en la controvertida Masonería fundacional argentina. Documentos antiguos y originales del período 1857 para contribuir al estudio histórico y crítico de la Masonería nacional. Las cartas patentes brasileñas y uruguayas. La correspondencia de Miguel Valencia y José Roque Pérez. La historia oculta entre bastidores.
"Es imposible abrir juicio sobre la vida de un hombre sin tomar en cuenta el medio ambiente en que ella se ha desarrollado, el momento histórico en que le ha tocado actuar, y las influencias que tal medio y tal época hayan podido ejercer sobre su vocación, sus ideas y su destino".Agustín Alvarez
Julian Assange, fundador de Wikileaks:"Nos enfrentamos contra el poder del viejo orden, contra su capacidad de silenciar a la gente, de infligirle miedo", dice Assange. "(...) Buscaba crear refugios contra el secretismo (...) Para él la historia del periodismo es la historia de las filtraciones. El periodismo de investigación, el noble arte que consiste en arrebatarle la información a los poderosos". Assange es un arrebatador. "La auténtica prueba de fuego para el periodismo solo llega cuando comienza el contraataque (...)".Revista Ñ, Clarín, 2012.
Existe una película llamada La mano que mece la cuna y cuyo título está basado en el poema de William Ross Wallace que dice: "La mano que mece la cuna es la mano que conquista el mundo". Dudé en titular este artículo "La mano de todos los masones que mecen la cuna", un homenaje al libro de Bob Woodward y Carl Berstein sobre el caso Watergate, ya que el texto implica una investigación y una conspiración de poder de todos los involucrados en el entorno de Nixon. Pero me pareció una exageración.Abordé el tema del nacimiento de la Masonería argentina, aunque muy superficialmente, en la conferencia titulada La rebelión de las Logias y otras crónicas masónicas.
Fue un nacimiento conflictivo. Los primeros cuerpos masónicos surgidos en suelo nacional fueron creados en el período 1857-1858, a partir de cartas patentes expedidas por la Masonería brasileña y uruguaya. Desde el principio se enfrentaron dos personalidades notables que se disputaron la dirección de la Orden: Miguel Valencia, bajo la esfera de influencia de la Masonería brasileña, y José Roque Pérez, imponiéndose este último junto a sus seguidores.En los siguientes cien años nuevas crisis afectaron a la institución. En la década de 1870 hubo un nuevo quiebre, cuando otros dos masones de relieve, se enfrentaron: Nicanor Albarellos, que intentó una fallida maniobra como ya lo había hecho antaño Roque Pérez con mayor éxito, y Carlos Urien, triunfando este último. Así, van sucediéndose las crisis al cabo de los años.A partir del siglo XX van a surgir nuevas Obediencias, Grandes Logias u Orientes, alcanzando, algunas de estas estructuras, gran relevancia. Un ejemplo lo constituye el Gran Oriente Argentino del Rito Azul (1902-1917) o, a partir de 1914, el Supremo Consejo y Gran Oriente para la República Argentina, conducido por Francisco Gicca.Luego, entre los años 1926 y 1932 surgió la llamada Gran Logia Nacional Argentina, en contraposición al bloque histórico, ya unificado, que provenía del siglo XIX y trabajaba en la calle Cangallo, asumiendo por histórico que numerosas Logias trabajaban en esta sede que databa de la década de 1870.Esta escisión contó con el apoyo de unas cuarenta Logias, incluyendo las auspiciadas por los españoles en suelo argentino. En 1932 se establece un nuevo acuerdo de re-unificación nacional, a excepción de la Gran Logia Simbólica Provincial de Santa Fe bajo la conducción de Guerino Troilo, que llegó a tener diez Logias y 250 miembros, incluyendo mujeres. Trabajaba en el Rito de Menphis Misraim.Este período se caracteriza por una gran tensión interna que eclosiona en 1935, provocando el cisma de mayor repercusión e influencia en la historia de la Masonería en el país. Nace así el Gran Oriente Federal Argentino - G.O.F.A. (1935-1957), entre acusaciones mutuas de irregularidad una, de corrupción e inercia la otra, esta última denominada Gran Logia de la Masonería Argentina del Rito Escocés Antiguo y Aceptado.Virgilio Lasca fue uno de los fundadores del G.O.F.A., Potencia adogmática y liberal, que eliminó de sus trabajos la Biblia y la figura del Gran Arquitecto. Por otro lado, en la Gran Logia orbitó, por espacio de veinte años, la influencia y personalidad de Fabián Onsari.De la unión de estos dos cuerpos nacerá, en 1957, la Gran Logia de la Argentina de Libres y Aceptados Masones. Es un equívoco señalar el origen de esta Obediencia en el siglo XIX, ya que José Roque Pérez no la fundó como se da por supuesto, y a través de su historia la institución sufrió numerosos avatares y vaivenes internos, sin alcanzar nunca la unicidad en su estructura.Un gran porcentaje de los conflictos institucionales desde el siglo XIX hasta la década de 1930, estuvieron signados por la disyuntiva presentada por la injerencia de los altos grados en las Logias simbólicas. Intentos por dirimir la situación se canalizaron a través de la creación de los ya mencionados Gran Oriente Argentino del Rito Azul y la Gran Logia Nacional Argentina. Señalaba el boletín oficial de esta última Potencia en 1928:
"Siguiendo el programa de organización progresista que nos hemos trazado desde la fundación de nuestra Gran Logia (...) En nuestra buena voluntad de llegar cuanto antes a la unión de la familia masónica en nuestra República (...) Desde nuestro primer paso, las primeras autoridades ejecutivas electas para dirigir nuestros destinos, escucharon con interés y con afecto las propuestas provenientes de los dirigentes de la Masonería de la calle Cangallo, esperando que con sinceridad y buena fe se llegaría a la unión de las fuerzas masónicas cobijadas por el Supremo Consejo 33 y Gran Oriente para la República Argentina.Desgraciadamente aquellos Hermanos están aún encasillados en sus prejuicios, es decir, en no querer comprender los motivos fundamentales que han traído este movimiento renovador, cuyo soplo vivificante ha levantado el ánimo de los masones de esta tierra, dándoles nueva fe para luchar por la grandeza de la institución; no han comprendido todavía que los tiempos han cambiado, que las lecciones duras que nos ha dado la experiencia, nos demuestran palpablemente que para hacer obra es indispensable en forma imperiosa salir de los viejos moldes y dar a la Masonería simbólica, o sea, al pueblo masónico, el exclusivo gobierno de sus destinos, y dejar a los cuerpos dogmáticos su labor en el orden que nuestras reglamentaciones establecen para las gradaciones superiores.(...) Esta última tentativa ha traído como consecuencia el convencimiento de que la obra de unión deberá hacerla directamente el pueblo, sin la intervención del Supremo Consejo 33, uniéndose francamente y prestando todo su apoyo a la agrupación que considere que llena más ampliamente sus aspiraciones y sostenga desinteresadamente sus principios, sin perjuicio de que siempre estaremos listos y muy dispuestos a llegar al tratado definitivo dentro del concepto expresado, de absoluta independencia y mutuo reconocimiento (...)".
En el transcurso de aquellos primeros cien años, desde 1857 hasta 1957, innumerables Obediencias fueron creadas. Fue un período en la cual ninguna prevaleció, pero cada una de ellas buscó su legitimidad entre las Potencias extranjeras, siempre dentro de un contexto muy confuso.
Conviene señalar lo que viene a constituirse en un hecho histórico insoslayable, y que atañe a la utilización y/o apropiación del nombre Masonería y a la muy actual sentencia judicial dictada al respecto, la cual reproduzco de la página de la Jurisdicción Argentina de la Orden Masónica Mixta Internacional Le Droit Humain-El Derecho Humano, Orden creada en Francia en 1893 y cuya Federación en suelo argentino fue establecida en 1916, convirtiéndose de esta manera en la Potencia más antigua del país, aunque no sus Logias:
"Nos es grato informar que luego de una ardua batalla legal, en la cual fuimos patrocinados por (...) especialista en Derecho Informático, hemos mantenido nuestro legítimo derecho a utilizar los nombres de dominio (...). La Gran Logia de la Argentina de Libres y Aceptados Masones había interpuesto una demanda ante Nic Argentina para que nos retiraran nuestros nombres de dominio (...), pero la justicia ha prevalecido y continuaremos utilizando esos nombres, que por justo derecho nos corresponden".
Todo esto después de la presencia de un siglo de la Orden del Derecho Humano en el país.Cabe destacar también la influencia durante el siglo XIX, y hoy ya no mencionada, del Gran Oriente de Francia en los países del Río de la Plata, siendo Logias fundacionales de la Orden Les Amis de la Patrie en Uruguay y La Amiga de los Náufragos en Argentina. Esta influencia fue notable entre los años 1820 y 1880, aproximadamente. Esta situación se vio reflejada en las páginas de las primeras publicaciones masónicas editadas con cierta periodicidad, por ejemplo, la Revista Masónica Americana (década de 1870) y La Acacia (década de 1880).La situación cambia a fines del siglo XIX y principios del XX, haciéndose más notoria en La Cadena de Unión, que se editó hasta 1932. Aún cuando gana espacio la difusión de la Masonería anglosajona, esta publicación, dirigida por Santiago Greco y sucesora de la Revista Masónica de Salvador Ingenieros, todavía tendrá sus puertas abiertas a todas las posturas críticas hacia el interior de la Orden. Ya desaparecida La Cadena de Unión, y en las dos décadas posteriores, de 1930 hasta su desaparición en la década de 1950, gravitarán mayormente la revista Verbum, nacida en 1934 en el seno de la Logia Res Non Verba de la Gran Logia Filial Hispano-Argentina y que se convertirá, a partir de 1935, en el órgano de difusión oficial del Gran Oriente Federal Argentino.Por el lado de la Masonería regular, llamada así por seguir los parámetros establecidos por la Gran Logia de Inglaterra, destacaron El nivel en los años 40 y, ya iniciados los años 50, la revista Símbolo, luego adoptada por la recién nacida Gran Logia de la Argentina de Libres y Aceptados Masones, siendo editada hasta la actualidad. Estas dos últimas publicaciones son claramente deístas, y reproducían en sus páginas postulados como el de que la Masonería era un culto para propagar la creencia en Dios.Por el contrario, otros órganos de prensa como el semanario Luz y Verdad, que pertenecía a la Logia Luz del Sud, no solo era anticlerical sino que también editaba folletines con títulos como Los crímenes de Dios. Pero en este caso hablamos de los años 1900-1903, donde imperaba otro espíritu: el de una Masonería más activa y que aún pugnaba por lograr nuevas leyes laicas como la del divorcio vincular.Este es el espíritu que buscará recuperar el G.O.F.A., el de una Masonería activa que intentará revitalizar los ideales de la Institución y que se volcará a las problemáticas de su tiempo.Cumplimentados los festejos por el 75º aniversario de la Orden, en 1933, y conseguida el año anterior, como ya dije, cierta unidad -aunque muy precaria- a través de un pacto, las tensiones no tardaron en aflorar y, hacia 1934, al celebrarse el Congreso Eucarístico en Buenos Aires, la situación se volverá irreversible. Las acusaciones de personalismo, corrupción y favoritismo hacia la Iglesia y de ejercitar posturas conciliatorias con ella, se vuelcan masivamente sobre la Gran Logia y sus dirigentes, entre otros, su Gran Maestre, Fabián Onsari.Apuntaba la revista Verbum, al abordar estas cuestiones:
"En octubre del año 1934 se realizó en Buenos Aires un Congreso Eucarístico, cuyos móviles, propósitos y fines reaccionarios, son exactamente los contrarios por los que lucha y vive la Masonería de todo el mundo.Una Logia, resuelve un acto masónico en defensa del liberalismo, contrarrestando así la propaganda del clericalismo y a esos fines solicita y obtiene permiso para realizarlo en el templo de Cangallo.A dos días de efectuarse ese acto, cuando ya habían sido repartidas las invitaciones, Onsari, el Gran Maestre, resuelve dejar sin efecto el permiso concedido con anterioridad. A dos días de la fecha fijada y a más de veinte de haberlo concedido...Mientras tanto, desde las columnas del diario La Libertad, de Avellaneda, del que Onsari es propietario, y Venturino, el entonces Gran Tesorero de la Orden, empleado y amanuense de aquel, el Director, se hacía acalorada y devota propaganda en favor del Congreso de la Santa Eucaristía, colecta para mejor éxito del Congreso y se exhibía un escudo del mismo, de metro y medio de alto... (...) Onsari, el famoso Onsari de Avellaneda, el que desde su cargo de senador provincial en la provincia de Buenos Aires votaba subsidios a entidades religiosas, inauguraba templos y capillas católicas, casábase con toda publicidad y boato en una iglesia, hacía intensa propaganda en favor del Congreso Eucarístico desde las columnas de su diario, propiciaba colectas a esos fines, seguía y sigue presidiendo la Masonería de Cangallo (...).Mientras tanto, esa Masonería es ya solo sombra de un pasado glorioso, sin expresiones, sin acción, como cosa moribunda estrangulada por una mano misteriosa... Hace algún tiempo una Logia de Salta resuelve abatir columnas y donar (...) todos sus bienes a la curia eclesiástica. Las cosas ya son claras: El enemigo está metido en la casa y lo terrible es que la dirige".
Con ideales ejercidos a través de posturas doctrinarias tan opuestas, y con el afán de imponerse a nivel nacional y continental (ambición que decayó al cabo de poco más de 20 años en procura de volver a fusionarse), el GOFA se mostró más ávido en pos de reconstruir el panorama histórico nacional desde una perspectiva más crítica y revisionista que fue diluyéndose con su desaparición. La Gran Logia, por el contrario, construyó por aquella época un esquema ideal que se ha mantenido hasta la actualidad pero que revela muchas grietas.La historia también nos revela que la Orden jamás fue monolítica y que esta creció al amparo de sus desacuerdos y pugnas, y que dichas desavenencias estuvieron a punto de destruirla en distintas ocasiones.
Acusado de excesivamente documentalista, vuelvo una y otra vez a los archivos. Nada puede suplir el testimonio de primera mano y/o las crónicas de cada época. Cada uno podrá sacar sus propias conclusiones, pero sin olvidar que el paso de los años y la lejanía de los hechos actúa en desmedro de cualquier certeza y nubla el juicio. Así es como se ha devaluado la historia de la Masonería.Hoy más que nunca es prioritario soslayar las cuestiones de fe ciega en los supuestos o en la necesidad de hacer encajar las piezas a la fuerza -a veces por intereses creados- y avanzar sobre la lectura apreciativa de los viejos papeles y documentos, siendo este el mejor anclaje para renovar el ímpetu y refundar la Orden.A continuación expongo la controvertida posición del G.O.F.A. sobre la historia fundacional de la Masonería Argentina y que no se corresponde con el esquema ideal establecido. Estos textos están datados en el año 1936. También adjuntaré los documentos originales de 1857 que reflejan la disputa sostenida por las partes y un fragmento del discurso de Miguel Austin, cuya palabra representó al Supremo Consejo del grado 33 para la República Argentina durante los festejos del centenario de su creación, folleto editado en 1959.Austin evita la excesiva controversia al evocar la figura de Roque Pérez, al igual que lo hiciera en 1950 Agustín Alvarez, aquel que fuera el último Gran Maestre del Gran Oriente Federal Argentino y el primer Gran Maestre de la Gran Logia de la Argentina de Libres y Aceptados Masones, nacida esta al calor de la fusión del G.O.F.A. con la Gran Logia de la Masonería Argentina del Rito Escocés Antiguo y Aceptado. La palabra escrita, fiel testigo, asume la autoridad en estas crónicas.Decía el hermano Miguel Austin en octubre de 1958, discurso publicado, como ya dije, en 1959, fijando la postura oficial del Supremo Consejo de aquella época:
"(...) El 11 de diciembre de 1857 se firmaba un acuerdo por el cual se daba término a deplorables desavenencias existentes, se designa al ilustre ciudadano doctor José Roque Pérez para que convoque a los Grandes Inspectores Generales del Grado 33 y se proceda al nombramiento de Dignatarios del Supremo Consejo y consecuentemente con ello, el 22 de abril de 1858, se procedió a su instalación provisoria o instancia, resolviéndose como primera medida gestionar ante el Supremo Consejo del Uruguay el debido reconocimiento y otorgamiento de la correspondiente carta magna, para lograr nuestra regularidad como potencia masónica, pedido que se lleva a cabo con fecha del 23 de julio de 1858 y que se perfecciona el 16 de octubre de 1859 con la ceremonia de la instalación definitiva, en cuya reunión se da entrada con todo el ceremonial de rigor al Gran Delegado Hermano Juan Madero, quien fue el plenipotenciario conductor de la carta patente por el cual el Gran Oriente del Uruguay -cuerpo regular- confería la competente autorización para instalarnos regularmente y hacernos conocer a partir de ese momento como potencia masónica soberana e independiente, en virtud del pedido antes mencionado y que llevaba las firmas del doctor José Roque Pérez como Gran Comendador y del doctor Pedro Díaz de Vivar, Gran Canciller Secretario. Esta autorización, que a la vez significaba un tratado de amistad y reconocimiento entre los cuerpos soberanos del Uruguay y Argentina, fue otorgada el 1º de septiembre de 1858 en la ciudad de Montevideo y estaba suscrito por Florentino Castellanos, Grado 33, Gran Maestre y Soberano Gran Comendador.Con posterioridad a este hecho y casi de inmediato se produce el reconocimiento por parte del Gran Oriente del Brasil (...)".
Aún así, la primera carta patente expedida fue brasileña y le fue otorgada al grupo de Miguel Valencia. En la década de 1940, por otra parte, la Gran Logia de Chile y la Gran Logia de la Masonería Uruguaya, enmarcadas dentro de los cánones establecidos por la regularidad inglesa, serán las dos primeras potencias en reconocer al Gran Oriente Federal Argentino, obediencia liberal y adogmática, y con la cual proyectarán congresos de librepensamiento, siendo fundadoras, a partir del pacto de Montevideo suscrito por un total de 51 potencias en 1947, del primer bloque o Confederación que nucleaba a la Masonería latinoamericana, hasta la intervención e injerencia de la Gran Logia Unida de Inglaterra que provoca las primeras rupturas, quitándole el reconocimiento a la Gran Logia de la Masonería Uruguaya.Por otro lado, en 1936, el G.O.F.A. exponía su versión de los sucesos y dejaba así sentada su postura, quedando esta actualmente soslayada por el paso de los años, el reordenamiento del panorama masónico de mediados del siglo XX y el desinterés en el estudio de la historia documentada. Estudio del cual se desprende que siempre estuvo presente y aún persiste, la mayor problemática que aqueja a la Masonería moderna desde el inicio mismo en que la institución se organizó en superestructuras o cuerpos corporativos llamados Grandes Logias.Proclama en aquella fecha, la revista Verbum, que el primer Soberano Gran Comendador y Gran Maestre de la Masonería Argentina fue el Dr. Miguel Valencia.Comienza la reseña con la descripción de los altos cuerpos en el Brasil.Decía:
"Existía en el año 1854, en el entonces Imperio del Brasil, el "Gran Oriente do Brasil" y el "Gran Oriente Brasileiro", fundados respectivamente en 1822 y 1831 con sendos Supremos Consejos del grado 33, que se distinguieron por el nombre de la calle en que -en la ciudad de Río de Janeiro- estaban situados sus Templos: 1º - El Supremo Consejo del Grado 33 del Valle de Benedictinos, constituido el 16 de noviembre de 1829; y 2º - El Supremo Consejo del Grado 33 del Valle de Lavradío, formado el 12 de noviembre de 1832. Uniéronse estos Grandes Orientes y Supremos Consejos el 20 de mayo de 1872. Se separaron en el año 1874, y volvieron a unirse el 21 de diciembre de 1882, formando así el hoy "Grande Oriente Unido" y "Supremo Conselho do Brasil", con domicilio en la calle de Lavradío Nº 97, de Río de Janeiro. Hemos puntualizado estos detalles porque son indispensables conocerlos para determinar el origen de los Grandes Orientes y Supremos Consejos del grado 33, que, desde 1854, se fundaron en la República del Uruguay y después en la Argentina".
"En la República del Uruguay, el Grande Oriente y Supremo Consejo del grado 33, del Brasil, del Valle de Benedictinos (Río de Janeiro), constituyó un Gran Oriente y Supremo Consejo del grado 33 del Uruguay, el 22 de enero de 1855. El otro Gran Oriente Brasileiro, del Valle de Lavradío, constituyó otro alto cuerpo (...) en septiembre de 1856"
"En la República Argentina, el Gran Oriente y Supremo Consejo del grado 33, del Valle de Benedictinos, constituyó el Gran Oriente y Supremo Consejo de la Confederación Argentina, el 23 de junio de 1857, siendo su primer Gran Maestre y Soberano Gran Comendador, el Dr. Miguel Valencia. El Gran Oriente y Supremo Consejo del grado 33 de la República del Uruguay constituido por el Gran Oriente y Supremo Consejo del grado 33 del Brasil, Valle de Lavradío, constituyó el Gran Oriente y Supremo Consejo del grado 33 de la República Argentina, el 13 de septiembre de 1858, siendo su primer Gran Maestre y Soberano Gran Comendador, el Dr. José Roque Pérez. Este segundo cuerpo masónico argentino, fue un grupo cismático, al que se fusionó el primero (...)".
"El clero contra la Masonería argentina.
La constitución política de la República Argentina, sancionada el 1º de mayo de 1853, establece en su artículo 2º que, el gobierno federal sostiene el culto católico, apostólico y romano; el clero de esta religión en la prensa, en los libros, en el púlpito y en el confesionario atacó violentamente la fundación de la Masonería argentina del Rito Escocés Antiguo y Aceptado.El obispo de Buenos Aires, Dr. Mariano José de Escalada y Bustillo Zeballos, escribió contra nuestra Institución su célebre pastoral del 18 de febrero de 1857. El hermano José María Ragón, en su Ritual del Compañero, París, 1860, pág. 68, bajo el título de Persecuciones sufridas por los Francmasones, recuerda el hecho expresando:"Buenos Aires, 1858. El obispo desdeñando las luces del siglo, osa excomulgar a los francmasones, y cambiando su báculo pastoral por la tea revolucionaria del fanatismo perseguidor, excita -en plena cátedra- a las esposas de los masones a romper los lazos del matrimonio, a los hijos a desconocer la autoridad paterna, ordenando al servicio doméstico, a los amigos, a los parientes, a los vecinos de los masones a denunciar a los sacerdotes todas las personas afiliadas a la secta, bajo pena de ser ellos mismos excomulgados. En fin, olvidando la época, este prelado antisocial lanzó sus anatemas contra los propietarios y los habitantes de las casas donde se reunían los francmasones, declarando también estas casas manchadas"".
"Una carta del Dr. Miguel Valencia.
A la luz de todos estos antecedentes, el lector puede interpretar el contenido de la siguiente carta:A L.´. G.´. D.´. G.´. A.´. D.´. U.´.Al M.´. Pod.´. Sup.´. Cons.´. y Gr.´. Or.´. para la República Argentina:S.´. S.´. S.´.El muy querido e ilustre hermano Mariano Bilingurst me entregó la columna grabada por la Secretaría General del Santo Imperio invitándome a tomar parte en las deliberaciones del Supremo Consejo en los actuales momentos en que la Masonería de este Oriente opera una reacción propicia.Yo estoy pronto, como obrero fiel a sus juramentos, a tomar una parte activa en la tarea que me anunciáis; pero me compete dejar aquí consignados los hechos que justificarían mi respeto y sumisión a la nueva autoridad nacida de la fusión de los dos Orientes.Nuestra patria está bajo el imperio del terror y del fanatismo político y religioso.El clero papista se encuentra altamente protegido y aún amparado por la Constitución.No hay libertad mientras reine la intolerancia de una religión que tantas lágrimas ha hecho verter a la humanidad.No puede haber orden ni paz mientras prevalezcan las preocupaciones.Yo no debo precipitar ni anticipar los sucesos; pero profeso con verdad el amor a la libertad y a la democracia; y no contemporizaré jamás con la mentira.La alianza del Estado con una religión es un error fatal a la democracia.Es urgentísimo proclamar la libertad de conciencia.Es un deber de conciencia levantar bien alto el estandarte de la democracia para que el mérito y las virtudes individuales sean únicamente los que rijan los destinos de la humanidad.Nuestra misión como hijos de la verdadera luz ha de cumplirse, puesto que el Gran Arquitecto del Universo nos ha llamado bajo el más solemne juramento a levantar los templos a la virtud y a cavar mazmorras para los vicios.Es un escándalo la indiferencia con que se ve difundir el fantasma de la religión por los ámbitos de la República.Es una vergüenza para el masón, que se vea anatematizado por el jefe del catolicismo y que mienta cobardemente para no encontrarse privado de ciertos sacramentos de una iglesia detestable.Es una irrisión mantener una religión natural, que proclama el Supremo Ser como nuestro único padre o creador, y profesar las creencias supersticiosas, intolerantes e inmorales del cristianismo.Sí, altamente inmorales, lo repito; porque Dios en su infinita bondad y misericordia, lejos de castigar al justo, aplaza el castigo del culpable, y aún lo perdona, porque solo el criminal perece en el patíbulo, porque sin esta confianza en la divina justicia, sería un tormento la existencia y vendría a imperar el ateísmo.Si estos propósitos son aceptables, si realmente se piensa en trabajar por la libertad, si hay esperanzas de salud para la patria y la humanidad, estoy decidido a unirme a vosotros; pero, si por desgracia, buscáis el bien en la contemporización y aplazáis la hora del trabajo, os ruego humildemente que me dejéis en mi amada soledad y que dispongáis del lugar que me tengáis reservado.Pido reverente al Gran Arquitecto del Universo que ilumine vuestro camino; y que os dote del don de sabiduría para ser felices y contribuir a la felicidad de nuestros semejantes.Oriente de Buenos Aires, a los 3 días del mes de septiembre de 1864 (E.´. V.´.).Miguel Valencia".
"El Dr. Roque Pérez no es el primer Gran Maestre y Soberano Gran Comendador.
Está, pues, documentada la actitud del primer Soberano Gran Comendador de la Masonería Argentina, que fue el Dr. Miguel Valencia. Este observó -fiel a su juramento- la obligación de inculcar, por las palabras, por los actos, todos sus deberes a los hombres para llegar a obtener la completa posesión de sus derechos, juramento prestado sin ningún equívoco, sin ninguna reserva mental, sin esperanza de ser nunca dispensado ni relevado de todo o parte de los compromisos prestados, por ningún poder cualquiera que este sea".
"En el corredor de la sede de la Gran Logia de la Masonería Argentina del Rito Escocés Antiguo y Aceptado -calle Cangallo 1242- próximo a la entrada del despacho del Gran Maestre, existe una placa de bronce, desde el 1º de septiembre de 1933, que consagra una de las mayores injusticias, pues hace figurar como primer Gran Maestre y Soberano Gran Comendador al Dr. José Roque Pérez -1858/1933- cuando en realidad lo fue el Dr. Miguel Valencia en el año 1857, es decir, un año antes.Suponemos que es un error involuntario, debido al desconocimiento de la historia de la Masonería argentina.Por respeto al águila bicéfala, como símbolo de justicia, ese gravísimo error debe repararse, y nosotros desde estas modestas columnas, dejamos desagraviado al insigne masón, que mantuvo en alto la bandera de combate contra todo lo que significa oscurantismo".
Al respecto, Carlos Rodríguez Brito, en representación del Supremo Consejo del grado 33º para la República Argentina, sostenía en 1933 al celebrarse el 75º aniversario de la Masonería argentina, los siguientes postulados oficialistas:
"Contribuyeron a la constitución del Supremo Consejo y Gran Oriente para la República Argentina, las siete Logias que funcionaban en el año 1857, a saber: Unión del Plata, Confraternidad Argentina, Consuelo del Infortunio, Tolerancia, Regeneración, Lealtad y Constancia.Además de estas Logias fundadoras del Gran Oriente Argentino, funcionaban en este Valle de la Capital Federal la Logia Excelsior 617 de la matrícula de la Gran Logia Unida de Inglaterra y la Logia L´Amie des Naufragès del Gran Oriente de Francia.Posteriormente, breve tiempo después, funcionó una Logia bajo la dependencia del Gran Oriente de Italia y otra bajo los auspicios de la Gran Logia de Hamburgo. La Logia Unión del Plata, que surgió en 9 de marzo de 1856 es considerada Logia Madre y tenía carta patente del Gran Oriente del Uruguay y la Logia Confraternidad Argentina, como desmembración de la primera, inició sus trabajos en 25 de noviembre del citado año de 1856.Imbuídos de entusiasmo masónico, dejaron constituido el Gran Oriente y Supremo Consejo en 11 de diciembre de 1857 quedando definitivamente instalado el 22 de abril de 1858 y su carta patente otorgada en 13 de septiembre de 1858 por el Gran Oriente del Uruguay.(...) El primer Gran Maestre Soberano Comendador fue el Dr. José Roque Pérez grado 33º (...)".
Esta postura es sostenida por el Supremo Consejo del grado 33º para la República Argentina en el decreto Nº 467 del 1º de junio de 1933, y por el decreto Nº 488 de la Gran Logia de la Masonería Argentina del R.E.A.A., con fecha del 31 de mayo de 1933.Poco tiempo antes, ya producida la escisión entre el G.O.F.A. y la Gran Logia, Verbum y los editores de la misma, anunciaban la creación del nuevo Supremo Consejo de la Masonería Federal Argentina, abordando las polémicas desatadas a partir de los siempre conflictivos puntos de vistas sobre la regularidad y los parámetros utilizados para establecer la misma.Decían:
"Como es público y notorio dentro del Rito Escocés Antiguo y Aceptado en la República Argentina, se ha producido una división. Del seno del Supremo Consejo del Grado 33, con asiento en la calle Cangallo 1242, se ha desprendido un triángulo formado por el Soberano Gran Comendador ad vitam, el Poderoso Hermano Dr. Aristóbulo Soldano, el decano de los miembros de ese cuerpo Poderoso Hermano escribano público Pedro Carpy, y el Poderoso Hermano Jorge Coen, que con ayuda de otros Soberanos Grandes Inspectores Generales, han constituido otro Supremo Consejo para la misma jurisdicción, que auspicia al Grande Oriente Federal Argentino, con el que ha celebrado un tratado de recíproco reconocimiento y amistad. Este nuevo Supremo Consejo tiene su sede en la calle Alsina 2028".
Para dejar asentada la regularidad de este nuevo cuerpo, el G.O.F.A. y Verbum apelarán a los antecedentes históricos y jurídicos aplicables al caso, es decir, al conflicto acaecido entre el Supremo Consejo de la Confederación Argentina de Valencia y el posterior y cismático Supremo Consejo para la República Argentina, el cual encabezará Roque Pérez a partir de 1858 y que terminará por imponerse, ingresando en el acervo tradicional como el cuerpo fundador de la Masonería argentina. Un dato destacable, y que ampliaré en la segunda parte de este artículo, es aquel que se cita a menudo sobre las siete Logias fundacionales de la Masonería nacional, pero de las cuales solo Unión del Plata apoyó al grupo de Roque Pérez, de un total de otras doce Logias que lo hicieron bajo la jurisdicción uruguaya, las cuales son mencionadas en los documentos originales y correspondencia de la época entre las partes involucradas. Se les sumarán Consuelo del Infortunio y Tolerancia. El resto apoyaba a Valencia, siendo según los documentos, las siguientes Logias: Confraternidad Argentina, Regeneración, Lealtad, Constancia, Verdad y la Gran Logia Central de la Comendaduría.Señalaba Verbum:
"Como se constituyó el primer Supremo Consejo del Grado 33 en la Argentina.
El primer Supremo Consejo del Grado 33, fue el de la Confederación Argentina, constituido por el Supremo Consejo del Grado 33 del Brasil, del Valle de Benedictinos. En su Constitución del 27 de marzo de 1857 establecía lo siguiente:Art. 9 -Cada Rito tiene su autoridad reguladora y su jerarquía, y es perfectamente distinto e independiente. Los actos de administración que emanan de sus jefes, solo son obligatorios para los masones de esa jurisdicción y Obediencia; pero la autoridad soberana de cualquier Rito no puede obligar a un masón a someterse a decretos que siendo contrarios a los principios fundamentales, violen las sabias máximas establecidas.Art. 10 -Cada Rito, dentro de su jurisdicción territorial, tiene una autoridad soberana. Todo establecimiento tendiente a romper o a absorber esta autoridad, producirá un cisma, cuyas consecuencias recaerían en los culpables.
Art. 11 -Se entiende por jurisdicción territorial de un Rito, la extensión de un mismo estado político y de sus dependencias territoriales (...) La autoridad reconocida por cada Rito, únicamente tiene derecho de constituir masones, promulgar decretos en este Rito, y conferir los grados de su jerarquía. Los actos expedidos por una autoridad cismática son nulos y sin ningún efecto, porque solo tienden a dividir lo que el G.A.D.U. y la humanidad quieren ver unidos".
"Constitución del segundo Supremo Consejo.
El segundo Supremo Consejo del grado 33 para la República Argentina, nacido de un cisma producido en el primero, y constituido por el Supremo Consejo del Uruguay, procedente este del Supremo Consejo del Brasil, del Valle de Lavradío, copia en su Constitución del 1º de abril de 1859 y con la misma numeración los artículos dados precedentemente al pie de la letra.No obstante, este segundo Supremo Consejo rompió la unidad y después absorbió la autoridad del primero. Los actos de esta autoridad cismática fueron válidos y tuvieron efectos, quedando así establecido, de hecho, en esta ocasión, que el derecho de rebeldía, reconocido por el artículo 10 mencionado, es admisible cuando se producen actos contrarios a los principios fundamentales o se violan las sabias máximas establecidas.¿Quiénes fueron los culpables? ¿Sobre quiénes recayeron las consecuencias? ¿Sobre los buenos o los culpables? Solo sabemos que, cumpliéndose una vez más la inexorable ley de la lucha por la vida, triunfaron los más fuertes y más hábiles. No sabemos si el éxito correspondió a los más fieles y verdaderos masones escoceses".
"La palabra de Albert Pike.
Debemos destacar que fueron muy amantes de la beneficencia, y ante este modo de comprender la Masonería recordamos la palabra del general y doctor en derecho, Poderoso Hermano Albert Pike, que fue Soberano Gran Comendador del Supremo Consejo del grado 33º para la jurisdicción sur de los Estados Unidos de Norte América:"Es verdad, es de desear que los masones comprendan lo que es la Francmasonería. Si fuera todo lo que se imaginan aún los mismos iniciados, sería difícil encontrar una asociación más caprichosa e incongruente. No es puramente una asociación filantrópica para proporcionar auxilios mutuos y dispensar a los necesitados los favores de la caridad. Tampoco es una sociedad de admiración recíproca, establecida con el fin de satisfacer la ambición y la vanidad de los que desean ocupar posiciones elavadas, usar insignias, joyas, epítetos sonoros y títulos retumbantes (...) No como credo de ningún hombre, de ningún partido o bandería (...)"". (Dic. Enciclop. de la Masonería, escrito y ordenado por L. Frau Abrines, Habana, t. I, art. Francmasonería, pág. 318).
"Sobre el concepto de la regularidad.
El adjetivo regular, del latín regularis, significa lo que es conforme a la regla.Fundada la Gran Logia de Inglaterra en el año 1717, en sus sesión del 24 de junio, después de elegir el Gran Maestre y los Grandes Vigilantes, se pasó a deliberar sobre los diversos objetos de la orden del día: se decidió que el derecho de formarse en Logias, que hasta entonces había sido sin límite, no pertenecería en adelante más que a las reuniones de masones que obtuvieran confirmación de la Gran Logia y a los cuales se entregaría una patente constitucional (...) Se expresó el deseo de que con los antiguos estatutos y usos tradicionales de la cofradía, se formara un cuerpo de leyes generales que sirviese de regla y modelo a las Logias y del cual sus leyes particulares no debían separarse nunca. La Asamblea acogió este deseo con agrado, pero no tomó ninguna resolución para llegar a su realización inmediata (Hist. Pint. de la Francmasonería, por Francisco T. Bagué Clavel, Paris, 1844, pág. 97).The Constitutions of Free-Masons, de 1723, contiene en la página 60 del original, en su apartado 2º del art. 8, lo siguiente:Si algún número de masones decide formar una Logia sin Carta del Gran Maestre, las Logias regulares no los alentarán ni los reconocerán (...) ni aprobarán sus hechos. Antes bien, los tratarán como rebeldes, hasta que se sometan de la manera que el Gran Maestro en su prudencia ordene, y hasta que los apruebe por Carta lo que deberá notificarse a otras Logias, como es costumbre, antes de registrar una nueva en la lista de las Logias.Esta es la priemera vez que aparece empleada la palabra regular en Masonería. En los Estatutos de la Orden Real de la Francmasonería en Francia, año 1773, cap. I, sección 1a., se dispone:Art. I -El cuerpo de la Orden Real de la Francmasonería con el título distintivo de Cuerpos Masónicos de Francia, se componen únicamente de los masones regulares, reconocidos como tales por el Gran Oriente. Art. III -El Gran Oriente de Francia reconocerá en adelante por Logias regulares aquellas que estén provistas de constituciones acordadas o renovadas por él, las cuales solo él tiene el derecho de expedir. El hermano Claudio Antonio Thory, en su libro Historia de la Fundación del Gran Oriente de Francia, París, 1812, pag. 34, aclara el concepto de estos términos:En esta época es que se oyó por primera vez hablar en Francia de masones regulares o de Logias regulares. Esta distinción habría sido imaginada por el partido cismático para separar los que se ponían bajo sus banderas, de las Logias de los masones que no lo querían, y que llamaban masones irregulares. El Gran Oriente ha publicado una carta a este respecto con el título de Carta sobre los masones regulares".Se halla en esta carta el pasaje siguiente:"Los masones rechazados continúan sus trabajos, el Gran Oriente se vió pues obligado a distinguir por un título particular la Logias de sus asociación. La palabra regular anunciaba el fin que se proponía el propósito de no componerse más que de masones exactos de cumplir sus deberes; fue en consecuencia, adoptado como el más apropiado para caracterizar a quienes debían formarlo. Una Logia regular es una Logia ligada al Gran Oriente, es decir, al cuerpo representativo de la Masonería en Francia, el único autorizado por el Serenísimo Gran Maestro para trabajar bajo sus auspicios, y el masón regular es el masón miembro de una Logia regular" (Estado del Gran Oriente de Francia, t. 3º, 4ª parte, pág. 89).
"La defensa del ideal masónico.
Según esta distinción, ambos Supremos Consejos pueden declararse a sí mismos regulares y establecer recíprocamente que el contrario es irregular, pero si atendemos al cumplimiento exacto de sus deberes, únicamente el Supremo Consejo del grado 33º de la Masonería Federal Argentina, con sede en la calle Alsina 2028, puede considerarse regular, porque combate por los Derechos del Hombre, que son sus deberes.Como prueba corroborante de este aserto, transcribimos la parte pertinente de lo que es público y notorio en el ritual del grado 33º del Rito Escocés Antiguo y Aceptado para la jurisdicción sur de los Estados Unidos de Norte América, Supremo Consejo Madre:"Será siempre preferible constituir un Supremo Consejo bajo los auspicios de otro Supremo Consejo ya existente o con los de la Confederación de los Supremos Consejos del Rito Escocés Antiguo y Aceptado para aprovecharse de la experiencia lograda por estos cuerpos diligentes y para adquirir el elemento de buen éxito que constituye la unión estrecha de todos los Supremos Consejos del Rito. Un Supremo Consejo así constituido se llama regular porque es justo y regular para llevar al conocimiento de todos los masones el lugar en que se da batalla para que puedan honrar los muertos y recompensar a los combatientes. Sin embargo, todo Supremo Consejo, de cualquier manera que esté constituido, si logra fortalecerse y reunir bajo sus banderas a masones que infrinjan pérdidas reales a nuestros enemigos es legítimo, completamente legítimo"".
Cabe señalar que la carta reproducida de Miguel Valencia está fechada en 1864, como se puede apreciar. Fue la fecha en la que fue invitado a sumarse al Supremo Consejo vencedor. Esta versión está apoyada, como es evidente, en los documentos, y es avalada en 1872 por el editor y masón José Victory. Otros autores como Lappas o Corbière indican el año 1862. El G.O.F.A. la dató correctamente.
En un próximo capítulo, y luego de esta necesaria contextualización e interpretación, adjuntaré los ya prometidos documentos sobre el conflictivo nacimiento de la Masonería argentina, las respectivas proclamas y correspondencia.
Referencias
Gran Logia Nacional Argentina, boletín oficial, Año III, Nº 3, marzo de 1928.
Masonería Argentina del Rito Escocés Antiguo y Aceptado. Conmemoración de las Bodas de Diamante, 1858 -1º de septiembre- 1933, Gran Secretaría, Cangallo 1242, Buenos Aires, aproximadamente 35 páginas. Incluye copia fotográfica de la Carta Patente expedida por la Masonería Uruguaya.
Revista Masónica Argentina Verbum:Año II, Nº 19, 1º de marzo de 1936, págs. 16-18;Año II, Nº 20, 1º de abril de 1936, págs. 13-14;Año II, Nº 21, 3 de mayo de 1936, págs. 19-21.
Supremo Consejo Grado XXXIII del R.E.A. y A. para la República Argentina. Conmemoración de su primer centenario, Buenos Aires, 1959, pág. 26 y ss.