Así es. Hay que estar muy seguro de sí mismo para hacerlo. Y la inseguridad es innata al ser humano por mucho que queramos demostrar lo contrario. Es algo que ya imaginaba, pero la imaginación no te da la razón, pero la ciencia sí. Y los resultados son apabullantes. Los porcentajes, desconcertantes. Somos inseguros y eso parece ser un seguro de subsistencia. De hombres seguro está lleno el cementario, pero han tardado siglos en ser así. Sólo unos pocos se atreven a morder a quien manda o cree que manda. Cuando uno crea la idea de que manda, la mayoría parece creerlo también, por eso hay tantos jefes intermedios con tan sólo la valía de no tener dientes, aunque sean de leche, para morder las manos que le dan el azucarillo de sentirse "jefes" mediocres cada día. Y la mano que te da comer suele ser "la mano que mece la cuna" (poema de W. R. Wallace). Y de tontos está lleno el cielo, dicen. Y el infierno, también. Por muy seguro que se sientan. Algunos actúan como cizañas para no morder, que lo hagan otro, se lleve las consecuencias y disfrutar de los resultados. Otros, "ande yo caliente" le den por culo a los demás. Otros van "a donde va Vicente" . Todos por no morder, porque todos tenemos que sobrevivir, y para muchos, el pensamiento es "si no soy yo, será otro". Pero es Navidad. Qué coño estoy contando. Un brindis con Champán.