La mansa. Fiódor Dostoievski

Por Mientrasleo @MientrasleoS

   "Mientras ella esté aquí, todo va bien: a cada instante me acercoa mirarla, pero ¿qué será de mi cuando se la lleven mañana y me quede solo? Ahora está en la sala, sobre la mesa, o mejor, sobre las dos mesas de juego que han puesto juntas: el ataúd lo traerán mañana, un ataúd blanco, guarnecido de gros de Naples... pero no es de eso de lo que quería hablar... No hago más que ir de un lado a otro, tratando de encontrar alguna explicación. Hace ya seis horas que lo intento y aún no he conseguido concentrar mis pensamientos en un solo punto."
     El libro que hoy traigo, que oscilaría entre librito y relato, tiene como primera curiosidad el haber sido editado bajo tres títulos diferentes. Así pues, hoy traigo a mi estantería virtual, La mansa. Aunque bien pudo ser La dulce, o La tímida.
     Un prestamista ante el cuerpo de su fallecida esposa, reflexiona sobre la relación que tuvo con ella desde el primer momento en que la conoció, apenas una joven de dieciséis años huérfana y pobre, hasta su muerte: su joven esposa acaba de suicidarse saltando por la ventana.
     Este cuento, incluido por el propio autor en Diario de un escritor, en 1877, ya se convertiría en su momento en uno de los más importantes y destacados dentro de las obras cortas de Dostoievski.
     El autor decide dar voz a un hombre maduro con la viudedad recién estrenada para, a través de sus palabras y reflexiones más íntimas, antes de poder asimilar lo ocurrido y dejar paso al dolor, cuando aún se encuentra sumido en la estupefacción, dejarnos un testimonio sincero de la intimidad de la relación que tuvo con su ahora fallecida esposa. De este modo conoceremos sus pequeñas o no tan pequeñas miserias y mezquindades, realizando el retrato de dos personas que jamás se entendieron llevadas por orgullo y, eso está claro, por decisiones erróneas a un matrimonio con el final más trágico posible.
     Y sin embargo uno reflexiona sobre cuántos matrimonios hubo así en la época, uno creyéndose el salvador y otra cambiando de jaula. Uno dando todo por sabido, regio, mirando desde lo alto, y otra bajo la dura mirada del lugar que le estaba encomendado por ser mujer. Y es que, para Dostoievski la madurez no es una consecuencia de la edad, ni tampoco lo es la sabiduría, ya que sus proragonistas, aunque solo dispongamos de la voz de uno de ellos, son inexpertos y volubles, temerosos y temperamentales a partes iguales. Y nos deja juzgar a ambos con la ligereza de quien dispone de toda la información posible. Situado en el extremo contrario de sus narraciones más largas, siguen siendo reconocibles los rasgos comunes a la obra del autor, encontramos algunos restos de quien escribiera Memorias del subsuelo, exactamente igual que se nos antoja en cierto modo familiar, la visión que tiene del prestamista, simplemente por su profesión.
     No cabe duda de que la literatura rusa es de vital importancia para la historia de la literatura universal, con grandes nombres hoy conocidos por todos a los que muchos aún parecen temer acercarse, posiblemente por la fama de voluminosos o densos que parecen arrastrar muchas de estas obras. Por eso está bien tener esta segunda opción que nos permite acercarnos a estas letras y a alguno de los nombres más relevantes de la literatura.
     La mansa es una muy buena opción si uno no sabe por dónde empezar. O si lo sabe, pero busca no embarcarse en un viaje tan largo.
    Y  vosotros, ¿ya os habéis animado con estos clásicos?
     Gracias.