Él: Qué te parece si habitáramos aquella casa vacía.
Ella: No sé, dicen que el reloj de péndulo se paró hace unos años. Se quedó sin luz, las ventanas selladas, las chimeneas sin humo y un corazón dejó de palpitar.
Él:Tiene que ser nuestra. Mira qué belleza. La entrada rodeada de jardines. Grandes ventanales. Ese techo de tejas antiguas, las paredes señoriales con la hiedra unida a sus ladrillos y los rosales. La arboleda llena de cantos y rumor de hojas perennes.
Ella: Pero llora por las noches. Y se siente vencida. No tiene corazón, está sola.
El: Sola no, con un fantasma triste que le falta compañía. Será nuestra, verás. Tendremos que ir abriendo resistencias.
Ella : Pero debe ser muy cara. Imposible. Solo sería un sueño.
Él: Entonces vamos a ir haciéndolo realidad. Investiguemos.
Ella: vale...