Si os animáis con esta trilogía, recordad: os tiene que apasionar la literatura. No creo que Faulkner sea un escritor de masas, sino de personas a las que les apasiona embelesarse con historias bellamente contadas. Tampoco es un autor de diez minutos de autobús o de un rato en casa antes de preparar la cena. A Faulkner verdaderamente se le disfruta en silencio, con todo el tiempo por delante y con pocas preocupaciones martilleando en la cabeza. Y además, creo que se llega a él pasando por muchos libros antes. Y además también, se disfruta más y más a medida que pasan los años.
Así creo que hay que leer a Faulkner.