Cuando una delegación de Obispos de la Conferencia Episcopal viajó a Roma para proponer medidas drásticas en 2002, el principal apoyo y defensor de esa medida fue, justamente, el Cardenal Ratzinger, a quien hoy se le quieren atribuir buena parte de algunos desmanes.
Es un documental impresionante, muy ágil y dinámico, elaborado con datos exactos y con el testimonio estremecedor de las víctimas. Aquí podemos ver que se trata de un problema de gran complejidad, muchas veces manipulado o "simplificado" en las informaciones periodísticas, y en cuya solución la Iglesia está seriamente comprometida desde hace al menos ocho años.