Había fabricado una máquina para viajar en el tiempo. ¡Jodido perfeccionista! Nunca estuvo a gusto dentro de su propia corteza.
Una mañana, tras sus acostumbradas tostadas de pan de molde empapado en leche condensada y gratinado al horno, subió a la máquina lleno de energía. Estaba decidido a hacer un recorrido en retrospectiva por su vida; la idea era encontrar un punto de inflexión esencial, un lugar, a partir del cual, reiniciarse. Pero fue incapaz de resolver, y entre titubeos e indecisiones, llego al momento mismo de su nacimiento.
– ¡Vaya! –exclamo contrariado– pues, tendré que comenzar de nuevo.La Nebulosa - © Jp del Río.