Casi todas las referencias biográficas que he encontrado sobre el filólogo Friedrich August Wolf dan la noticia de su muerte en Marsella, en agosto de 1824, a los 65 años. Tras su forzosa salida de Halle, invadida por las tropas napoleónicas, luego fue invitado por Guillermo de Humbolt a formar parte del claustro de profesores que iban a configurar la mítica Universidad de Berlín a comienzos del siglo XIX. Humboldt escribió de esta forma una nueva página de la Historia de las universidades, y cuando Wolf llegó hasta aquella nueva Atenas germana ya había puesto los cimientos de la moderna filología clásica, en su entrañable Universidad de Halle. Sin embargo, esta nueva etapa berlinesa no iba a ser precisamente lo mejor de su vida, y poco a poco fue sintiendo cómo el nuevo mundo posnapoleónico que emergía ya no era el suyo. Enfermo, unos años más tarde partió para Marsella, donde es probable que esperara encontrar curación a sus males gracias al sol y el clima benigno de la Provenza y la Costa Azul francesa. Aprovechando un viaje de fin de semana a Marsella y Avignon, quise buscar la tumba de Wolf en esta ciudad, pero me ha resultado imposible ya incluso semanas antes de emprender el viaje. Para empezar, partí de algunas biografías que especifican algo más que el mero dato de la muerte y nos dicen que Wolf fue enterrado en el cementerio protestante. En este caso, mis búsquedas fueron infructuosas, por lo que aproveché un estudio acerca de los protestantes suizos en Mars
Casi todas las referencias biográficas que he encontrado sobre el filólogo Friedrich August Wolf dan la noticia de su muerte en Marsella, en agosto de 1824, a los 65 años. Tras su forzosa salida de Halle, invadida por las tropas napoleónicas, luego fue invitado por Guillermo de Humbolt a formar parte del claustro de profesores que iban a configurar la mítica Universidad de Berlín a comienzos del siglo XIX. Humboldt escribió de esta forma una nueva página de la Historia de las universidades, y cuando Wolf llegó hasta aquella nueva Atenas germana ya había puesto los cimientos de la moderna filología clásica, en su entrañable Universidad de Halle. Sin embargo, esta nueva etapa berlinesa no iba a ser precisamente lo mejor de su vida, y poco a poco fue sintiendo cómo el nuevo mundo posnapoleónico que emergía ya no era el suyo. Enfermo, unos años más tarde partió para Marsella, donde es probable que esperara encontrar curación a sus males gracias al sol y el clima benigno de la Provenza y la Costa Azul francesa. Aprovechando un viaje de fin de semana a Marsella y Avignon, quise buscar la tumba de Wolf en esta ciudad, pero me ha resultado imposible ya incluso semanas antes de emprender el viaje. Para empezar, partí de algunas biografías que especifican algo más que el mero dato de la muerte y nos dicen que Wolf fue enterrado en el cementerio protestante. En este caso, mis búsquedas fueron infructuosas, por lo que aproveché un estudio acerca de los protestantes suizos en Mars